Paparazzi: ¿sensacionalismo o arte?
Donde aparece un famoso, están también las cámaras. Los reporteros gráficos de la prensa dedicada a la farándula están siempre al acecho de las estrellas. Una exposición muestra 600 fotografías en Fráncfort.
Como los famosos
La exposición itinerante "¡Paparazzi!" exhibe en Fráncfort, desde el 27 de junio al 12 de octubre, 600 fotografías, algunas de las cuales hicieron historia. A la entrada espera a los visitantes una alfombra roja, que pueden atravesar mientras relampaguean las cámaras. Así todos se sienten como Paris Hilton (a la derecha).
¡Nada de fotos!
Los paparazzi están al acecho, detrás de arbustos o hasta tarros de basura, a la espera de tomar alguna foto sensacional que puedan vender a la prensa de la farándula. Las que tienen más éxito suelen ser las imágenes de estrellas borrachas, bikinis que se han corrido de su sitio o parejas famosas discutiendo. Aquí vemos a Mick Jagger tratando de evitar que le saquen fotos.
No hay escape
El paparazzo no siempre aguarda en la oscuridad. A veces, los famosos simplemente caen en sus manos, por ejemplo, cuando se bajan de un avión. El pasillo es un lugar ideal para tenderles una emboscada: mientras las estrellas bajan las escaleras, los lentes los enfocan sin misericordia. Eso le ocurrió, por ejemplo, a la actriz Anita Ekberg.
Beneficio mutuo
Sin parazzi no habría prensa de farándula. Y, sin ella, no existirían tantos famosos. Por molestos que sean los paparazzi, estos ofrecen una plataforma a las estrellas. Cuando descubren a una modelo en la playa, con unos kilitos de más, la gente lo comenta. Tras una dieta exitosa, la estrella en cuestión puede exhibirse triunfante y sacarle la lengua a los fotógrafos, como lo hace aquí Kate Moss.
La trampa del taxi
Los paparazzi suelen pasarse de la raya e invadir la esfera privada de sus víctimas. Por ejemplo, la prensa siguió paso a paso la vida matrimonial de Liz Taylor y Richard Burton. Pero ambos parecían disfrutarlo. Su relación con los fotógrafos era casi simbiótica. Con tanta experiencia, Liz Taylor lograba entregar una sonrisa profesional incluso cuando era descubierta en un taxi.
"¡Brigitte, exageras!"
El asedio permanente era un espanto para Brigitte Bardot. La diva no quería que la siguieran a todos lados y se negaba a permitir que la fotografiaran. Por eso, frustrados paparazzi realizaron una manifestación frente a su casa, con pancartas en que le pedían recordar sus comienzos: "En 1955 nos necesitabas, en 1965 nos rechazas".
Instantáneas
La exposición de Fráncfort quiere demostrar que gracias a las fotos de los paparazzi surgió un nuevo género artístico. En él no cuenta la composición de la foto, sino la instantánea. Por eso las imágenes están a menudo desenfocadas y llenas de elementos distractivos. Lo único que importa es la persona fotografiada. Aquí vemos nuevamente a Mick Jagger, con su segunda mujer, Jerry Hall.
Trabajo peligroso
Algunos paparazzi se vuelven mundialmente famosos. Uno de los patriarcas del género es Ron Galella. Su especialidad eran las superestrellas: Jackie Kennedy, Audrey Hepburn, Madonna, Richard Burton.. a todos los perseguía. Hasta que el actor Marlon Brando le quebró la mandíbula y le sacó un par de dientes. A partir de entonces, Galella usó un casco de fútbol americano.
Imagen inusual
Dar con una estrella como Marlene Dietrich es cosa de expertos. Pero para los fotógrafos Pascal Rostain y Bruno Mouron no era suficiente. Ellos inventaron una nueva disciplina: hurgaban en los basureros de los famosos, colocaban lo que hallaban sobre un trozo de terciopelo negro y lo presentaban como arte. Las víctimas no se mostraban muy complacidas.
Cuando las estrellas olvidan reír
Un motivo típico es el de los famosos haciendo compras. A menudo en estilo casual, sin maquillaje, llevan sus bolsas por la calle. En esos momentos olvidan sus máscaras. Entonces, también Britney Spears (atrás) y Paris Hilton (derecha) muestran su otro rostro. Eso es lo fascinante de las fotos de los paparazzi: muestran a las estrellas como personas comunes y corrientes.