Globalización: Francia impulsará su reindustrialización
29 de septiembre de 2020El anuncio de que el fabricante japonés de neumáticos Bridgestone planea cerrar en 2021 su fábrica en Bethune, en el norte de Francia, el año próximo, ha generado una feroz resistencia, tanto de los sindicatos como de políticos de todas las tendencias. Las voces críticas con la globalización parecen cobrar más peso, especialmente en el contexto de la crisis de COVID 19, durante la cual el gobierno ha prometido traer de regreso a ciertos sectores industriales a Francia.
Bridgestone justifica su decisión con la falta de rentabilidad, porque los neumáticos de menor tamaño producidos en Bethune se producirían a costos mucho más bajos, especialmente en Asia. Además, la demanda ha caído y exige neumáticos más grandes, por ejemplo para los vehículos SUV.
No obstante, la empresa está dispuesta a que la situación sea examinada por expertos del gobierno para considerar "escenarios alternativos", dijo un portavoz de Bridgestone a DW. Por ejemplo, la producción podría cambiarse a otras piezas de automóviles o la fábrica podría ser absorbida por otra empresa. Numerosas rondas de negociaciones con sindicalistas y políticos están previstas hasta el febrero de 2021.
Reindustrialización: Bridgestone como ejemplo
El caso se ha convertido en un símbolo para el gobierno. "Podemos demostrar que otro camino es posible, y ese es mantener los 863 puestos de trabajo mediante la conversión de la empresa", dijo a DW Bruno Bonnell, diputado del partido gobernante LREM y miembro del Comité Económico.
El Estado está dispuesto a contribuir con la mitad de la inversión necesaria para la conversión. Bonnell recuerda el propósito de Emmanuel Macron: la reindustrialización de Francia. La crisis de COVID 19 ha revelado la fuerte dependencia de Francia de los mercados extranjeros, como en la producción de medicamentos. Quince de los 100.000 millones del paquete de estímulo COVID-19 de Francia están destinados a promover la innovación y ayudar a que ciertos sectores vuelvan a Francia.
"No se trata de hacer retroceder la rueda de la globalización, sólo queremos calibrarla mejor. Después de todo, nuestro modelo francés de economía de mercado es diferente del modelo anglosajón: nuestra economía tiene que ser social", añade Bonnell. Aunque admite que no todas las empresas podrán salvarse: "Para que el bosque crezca, algunos árboles tienen que caer", advierte.
Yves Veyrier, secretario general del sindicato FO, espera que Bridgestone sea, en efecto, uno de los árboles que sigan en pie. Para él, también, el caso es un símbolo de las fallas en una era de globalización "desenfrenada".
"El Estado es el garante de nuestros puestos de trabajo, y por lo tanto, no debe dar a las empresas subsidios a cambio de nada", dijo Veyrier a DW. Bridgestone afirma haber recibido 1,7 millones de euros en concesiones fiscales en 2018 y una subvención por coronavirus de 1,5 millones de euros este año. "Pero el dinero del Estado sólo debe darse a las empresas si mantienen los puestos de trabajo y no pagan dividendos a los accionistas", precisó.
Los economistas dudan de reorientación
Sin embargo, Philippe Crevel, economista y director del Cercle de l'Epargne de París, duda que el fuerte debate tenga un impacto importante en la política económica real. "Siempre ha habido mucha resistencia en Francia cuando la gente ha querido cerrar fábricas, y el Estado ha intervenido a menudo", dice a DW. "Ahora, la presión sobre el gobierno para hacer algo es aún mayor. Después de todo, tenemos una crisis económica y sanitaria, y el gobierno está bajo presión debido a sus pobres resultados en las encuestas".
Para Marc Touati, economista financiero y fundador de la consultora ACDEFI, el modelo económico francés es arcaico. "Ahora estamos pagando por los errores de los 80 y 90, cuando Francia apostó todo por el sector de servicios y no hizo nada para mantener la industria manufacturera aquí", explica a DW. "Tenemos impuestos corporativos y costos laborales no salariales muy altos y un mercado laboral mucho menos flexible que otros países, por lo que es natural que las empresas emigren", concluye el economista.
Touati no cree que el gobierno será capaz de cambiar estas condiciones. "Para reducir los impuestos tendríamos que reducir el gasto del gobierno, después de todo, no podemos seguir aumentando nuestras deudas indefinidamente. Y eso es prácticamente imposible en Francia. Hay demasiada resistencia a los planes de austeridad.
¿Podemos hacer una reorientación selectiva?
Eric Heyer, del Observatorio del Ciclo Económico (OFCE) de la Universidad Sciences Po de París, cree sin embargo que el gobierno podrá fortalecer la economía nacional, aunque de forma selectiva y dentro de unos límites. "Se puede fomentar la innovación y recuperar ciertas actividades económicas", dice a DW.
El gobierno piensa promover con siete mil millones de euros hasta el 2030 la fábrica de motores de hidrógeno, por ejemplo. Pero la promoción de algunos sectores no significa la completa reorientación del modelo económico francés.
(jov/cp)