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Globos terráqueos: cuando América no estaba en el mapa

Verena Greb
11 de agosto de 2023

El globo terráqueo más antiguo que se conserva representó en su día la exitosa historia de los descubrimientos europeos. Pero esa historia también tiene una cara sombría.

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Ilustraciones y textos adornan la superficie del globo terráqueo de Behaim.
El Globo de Behaim refleja cómo los europeos veían el mundo.Imagen: Germanisches Nationalmuseum Nürnberg

En el modelo más antiguo que se conserva de un globo terráqueo, no figuran todavía América ni Australia. Se trata del "Globo de Behaim”, de aproximadamente medio metro de diámetro, y se encuentra en el Museo Nacional Germánico de Núremberg. Poco después de que estuviera terminado, Cristóbal Colón descubrió América. A Australia llegó el capitán británico James Cook por primera vez en 1770, casi 300 años después.

"Lo que se puede reconocer con claridad y está representado con mucha precisión es el centro y el sur de Europa, el área del Mediterráneo y África. Mientras más se aleja uno de esas regiones, más borroso se vuelve”. Así describe el Globo de Behaim Sonja Mißfeldt, encargada de prensa del museo. Este año, el globo en cuestión fue incorporado al registro internacional de la UNESCO "Memory of the World", como un testimonio destacado de la idea que se tenía en ese entonces del mundo.

A juicio de Jan Mokre, director del museo de globos de la Biblioteca Nacional austriaca, esa distinción también representa un reconocimiento a los esfuerzos que realizan los museos por preservar tales valiosos objetos históricos y hacerlos accesibles al público.

El conocimiento de la época

El globo de Behaim consta de diversos materiales. La esfera, hueca, está recubierta de papel pintado y un anillo de bronce la rodea, marcando el horizonte. Cuenta, además, con un soporte de fierro forjado y originalmente podía girarse.

Lo mandó a hacer Martin Behaim, miembro de una familia patricia de Núremberg, comerciante y viajero, del que se dice que participó en la década de 1480 en expediciones de estudio a lo largo de la costa africana.

El Globo de Behaim.
El Globo de Behaim.Imagen: Germanisches Nationalmuseum Nürnberg

En la esfera se consignan, aparte de las masas de tierra y de agua, también pueblos extranjeros, animales exóticos y existencias de materias primas. Incluso están indicados lugares en los que se podían conseguir bienes tales como especias. Además, hay figuras que recuerdan a seres de fábula.

Herencia con luces y sombras

"El Globo de Behaim es un objeto que prácticamente está entre dos eras. En el fondo, representa la imagen medieval que tenían los europeos del mundo, y no da indicios aún de la nueva era”, explica Mokre. Eran tiempos en los que los europeos pretendían predominar, precisamente mediante el descubrimiento de países y regiones en las que se apoderaban de las materias y esclavizaban a sus habitantes.

Por eso, para el Museo Nacional Germánico, el Globo de Behaim es "un documento de nuestra ambivalente herencia cultural europea”. Por una parte, recuerda "las conquistas europeas” y, por otra, es "un memorial para los esclavos africanos que tuvieron un papel decisivo en el surgimiento de nuestro mundo moderno”.

La Tierra y el cielo

En la época en que se construyó el Globo de Behaim no existía la producción en serie. Y hacer un modelo esférico era todo un desafío. ”No había sistemas comparables por los que guiarse”, dice Sonja Mißfeldt.

Existían también modelos de la esfera celeste. "Entre 1520 y cerca de 1850, era común fabricar globos terráqueos y celestes aparejados, venderlos y presentarlos como tales. Ese dualismo es muy importante, porque representaba esa interrelación del cosmos”, explica Jan Mokre.

Un modelo notable que intenta unificar cielo y Tierra es el Globo de Gottdorf, del siglo XVII, al que se puede entrar. Mide casi tres metros de diámetro y muestra, por fuera, la Tierra, y por dentro, el cielo. Movido por energía hidráulica, este objeto, construido en su origen para una exhibición de arte y rarezas, podía en su día girar en torno a su eje. También hay modelos de la Tierra y el cielo combinados en formato pequeño. En el siglo XVIII, los globos de bolsillo, del tamaño de una bola de billar, eran codiciados objetos de colección.

Un globo terráqueo gigante con proyeccioes satelitales del planeta desde el espacio.
Los más moderno en globos terráqueos de la era digital.Imagen: Rupert Oberhäuser/picture alliance

Nuevas visiones

A partir de 1850, aproximadamente, se masificaron los globos de factura industrial. Quien hoy quiera ver un modelo especial de nuestro planeta, puede verlo en el Gasómetro de Oberhausen. Allí hay una escultura monumental de la Tierra, con un diámetro de 20 metros. Es un globo de la era digital, que forma parte de la exposición "El paraíso frágil”. Allí, los visitantes pueden ver el planeta desde el espacio, gracias a imágenes satelitales proyectadas en su superficie.

(ers/elm)