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Opel, una crisis anunciada

16 de octubre de 2004

Recortes masivos de personal amenazan la economía alemana en momentos de crisis. Opel fue la última en apuntarse a la línea de recortes. Gobierno y sindicatos acusan a los directivos de la crisis.

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¿Cuenta atrás para Opel en Europa?Imagen: AP

Después de soportar pérdidas económicas millonarias durante años, Opel, filial del gigante automotriz estadounidense General Motors (GM), decidió tomar medidas en Europa anunciando un plan de saneamiento en sus fábricas que afectarán directamente a 12.000 empleados y a las empresas proveedoras de la marca. La filial europea más afectada será la de Alemania, donde casi un tercio de sus trabajadores perderán el empleo.

Autoproduktion bei Opel in Rüsselsheim
Planta de Opel en Rüsselheim.Imagen: AP

El plan de saneamiento afectará en toda Europa a los 62.000 trabajadores de la empresa. Con las medidas de ahorro, la dirección espera reducir los costes anuales de producción en unos 500 millones de euros. Además la cúpula directiva prevé reducir la producción de Opel, Saab y Vauxhall, las tres marcas fabricadas por el consorcio, para lograr una mayor eficiencia, afectando así a las industrias auxiliares suministradoras de la marca. El 90% de la reducción de la plantilla se llevará a cabo el próximo año y el consorcio calcula terminar con el plan en 2006, dependiendo de las negociaciones con los sindicatos.

Responsabilidad de la directiva

El anuncio del plan de saneamiento de Opel fue un duro varapalo para el gobierno y los sindicatos alemanes. El sindicato IG Metall, calificó el anuncio de la empresa como un “Dia negro” para Opel y para GM en Europa. Por ahora, las protestas de los empleados se limitan a paralizar la producción en la fábrica de Bochum, a la espera de información más concreta sobre los planes de ahorro del consorcio.

Streik bei Opel in Bochum
Protestas en Bochum contra el plan de recortes de la empresa.Imagen: AP

El gobierno alemán ya se manifestó en contra de subvencionar a la empresa para evitar la pérdida de puestos de trabajo. Según el portavoz del gobierno, Thomas Steg, se trata de una mala estrategia de la dirección del consorcio y un caso concreto. Steg no quiso extrapolar la situación de Opel a la situación general de la economía alemana. El gobierno puede ayudar a Opel a superar la crisis. Sin embargo, no se responsabilizará de una estrategia inadecuada por parte de la dirección, y subvencionar a la empresa con dinero público.

Los sindicatos esperan también una pronta solución de la crisis. IG Metall dictó veredicto en contra de Opel, responsabilizando a la directiva por la estrategia seguida en los últimos años. Lothar Marquardt, miembro del comité de empresa, declaró a la prensa que si GM lleva a cabo esta reducción es mejor que cierre. Para Marquard, la plantilla restante no bastaría para mantener el actual ritmo de producción de los modelos Astra y Zafira. Ante las medidas de reestructuración, queda todavía la duda de si GM pretende modernizarse para seguir compitiendo en el mercado europeo, desde la producción hasta la cúpula directiva, o simplemente retrasa con estas medidas el cierre definitivo de sus plantas europeas.

La desgracia tiene un nombre

Por otra parte, también la prensa alemana culpó a la dirección de la matriz estadounidense de la crisis por no adaptar su política de empresa al mercado europeo. El diario Frankfurter Rundschau culpaba a los políticos y en especial, a la cúpula de la empresa. En concreto se refiere al abandono del desarrollo de motores diesel, tan importantes en Europa. El diario alemán culpa además al español José Ignacio López de Arriortúa, responsable de compras de GM en 1992 y 1993 antes de pasarse al grupo Volkswagen, por reducir los costes en calidad y convertir una marca fiable en otra que se distingue por las averías. La máxima de la empresa se transformó en mayor cantidad a costa de la calidad, filosofía que parece haber fracasado en el consumidor europeo.

La crisis de Opel no es nada nuevo. Tan sólo en la planta de Rüsselheim, la directiva de Opel cambió de presidente cinco veces en los últimos seis años. Estos cambios dan fe del problema de buscar una solución de continuidad en la estrategia de General Motors. La reducción de puestos de trabajo anunciada por Opel supone otro duro golpe para la industria automotriz alemana que ante los pobres resultados, lucha por reducir la drásticamente los costes de producción con medidas similares como ya anunciaron Mercedes Benz, Volkswagen o Karstadt. Tan sólo los anuncios de recortes esta semana suponen para Alemania la pérdida de unos 18.000 puestos de trabajo.