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Ola de violencia acerca a Irak a una guerra civil

26 de abril de 2013

El primer ministro Nuri al-Maliki alertó del riesgo de un conflicto interno, mientras que el jefe de la ONU en el país pidió dar una oportunidad a la paz.

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Imagen: AFP/Getty Images

Los últimos cuatro días de Irak han sido particularmente sangrientos, a la luz de las cifras dadas a conocer este viernes (25.04.2013) por las autoridades, que estiman en más de 200 las personas que han perdido la vida en diferentes ataques y enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y manifestantes antigubernamentales.

La violencia sectaria se ha tomado al país, mientras el primer ministro, Nuri al-Maliki, realiza esfuerzos desesperados por mantener el orden. En una alocución televisiva, la autoridad pidió el jueves (25.04.2013) un esfuerzo mancomunado para evitar una nueva guerra civil donde, en su opinión, todas las partes saldrán perdiendo.

“Si se suscita un conflicto sectario en el país, no habrá ganadores ni perdedores, todos seremos perdedores. Y que se preparen quienes prendieron la discordia, tanto dentro como fuera de Irak, porque se van a quemar los dedos”, dijo Al-Maliki, quien pidió a todos los que estén preocupados por el país a “tomar la iniciativa”.

Nuevas manifestaciones

Este viernes, una bomba estalló dentro de una mezquita sunita en Bagdad, dejando nueve personas muertas y 30 heridas. El jefe de la misión de la ONU en Irak, Martin Kobler, dijo en un comunicado que si bien el país no está literalmente en una guerra civil, es obvio que se encuentra sumido en una encrucijada. Dado ese escenario, llamó a las partes involucradas a moderarse y a dar una oportunidad a la paz.

El más reciente estallido de violencia se desató luego de que el martes (23.04.2013) fuerzas militares intervinieran un campamento antigubernamental en la localidad de Heweya, cerca de Kirkuk, donde grupos sunitas se manifestaban contra el Gobierno de Al-Maliki, a quien acusan de perjudicar a los sunitas y exigen que renuncie. El desalojo fue violento y dejó 53 muertos.

Las protestas contra el Gobierno no son nuevas. Desde 2012 se reúnen, semanalmente, cientos de personas para exigir la caída del régimen. De hecho, este viernes, decenas de miles de musulmanes sunitas han salido a las calles tras el rezo tradicional en las localidades de Ramadi y Faluya, en una nueva escenificación del malestar social.

DZC (AFP, dpa)