Nueva jornada de protesta en Francia
12 de octubre de 2010
Las huelgas contaron esta vez con gran participación de escolares y estudiantes. Las protestas callejeras fueron las cuartas de ese tipo desde comienzos de septiembre, los paros laborales en el transporte público y en las refinerías apuntan a paralizar constantemente al país.
Los frentes son por el momento inamovibles. "No toquen nuestras pensiones", es el eslogan de los manifestantes, mientras el gobierno recuerda que "ya no hay margen para negociaciones". En prácticamente ningún país los trabajadores se jubilan tan temprano como en Francia.
En las cajas del sistema de pensiones estatal faltan hoy en día ya 32.000 millones de euros (44.000 millones de dólares). Si la situación sigue como hasta ahora, el déficit podría haberse duplicado en 20 años. Causante de esa evolución es en realidad un efecto positivo de la sociedad de bienestar: el aumento de la esperanza de vida.
Necesaria pero injusta
Muchos expertos consideran que gran parte de la población rechaza rotundamente la reforma sobre todo por el mal desempeño del gobierno de Sarkozy en los últimos meses. "Antes del verano (boreal) los franceses veían la reforma como necesaria y comprendían la lógica. Ahora piensan que quizá es necesaria, pero que es injusta", señaló al respecto el sociólogo Denis Muzet, del instituto Médiascopie.
El cambio de actitud se debería a los escándalos de corrupción que han sacudido en los últimos tiempos al Elíseo. El caso que implica a la rica heredera del emporio de cosméticos L'Oreal, Liliane Bettencourt, y al actual ministro de Trabajo, Eric Woerth, ha dado la impresión general de que los más acaudalados sacan provecho de todo, mientras los más pobres son los que pagan los platos rotos.
Amplio apoyo
Casi el 70 por ciento de los franceses apoya en tanto las protestas. Y poco menos de dos tercios ve con buenos ojos la opción de una huelga indefinida. Parece sin embargo difícil que el gobierno ceda a la presión de la calles. La reforma del sistema de pensiones, considerada el proyecto más ambicioso de Sarkozy en política interior, será aprobada previsiblemente a final de mes. Ambas Cámaras del Parlamento aprobaron en las primeras votaciones los nuevos límites para la edad de jubilación, de 62 y 67 años, la segunda para aquéllos que no cotizaron lo suficiente llegado el primer tope.
Un fracaso implicaría además un adiós prematuro a la intención de Sarkozy de hacerse con un segundo mandato en las elecciones de 2012. A ello se suma que también el opositor Partido Socialista tiene dificultades para articular críticas claras contra la reforma. Incluso el Fondo Monetario Internacional, liderado por el político con más opciones de convertirse en el candidato de los socialistas franceses en 2012, Dominique Strauss-Kahn, elogió hace poco el proyecto de Sarkozy.
Las protestas continuarán hasta el fin de semana. Los organizadores tienen prevista para el sábado otra jornada con manifestaciones. Pero el gobierno no se amilana. "Estamos decididos a hacer esta reforma", señaló desafiante el primer ministro, François Fillon. (dpa)