Novela sobre oficial nazi gana premio de la Academia Francesa
7 de noviembre de 2006“Los bienintencionados” convenció al jurado francés a la primera lectura. El debutante Jonathan Littell recibió así el reconocimiento de la Académie française, la mayor autoridad literaria y lingüística de la Grand Nation.
El “joven“ autor de 39 años de edad describe en las 900 páginas de “Los bienintencionados” la vida de Max Aue, un oficial de la unidad de ataque hitleriana SS que, una vez terminada la Segunda Guerra Mundial, mira sin remordimientos hacia su pasado criminal. Una figura intelectual que en primera persona reconstruye detalladamente un retrato hablado de las víctimas del Holocausto, su persecución y su eliminación.
El “best seller” francés de 2006
“Les Bienveillantes” fue escrito en francés y está siendo traducido a otros idiomas. Con un tiraje de 200 mil ejemplares ya vendidos, la obra se ha situado entre los mejores libros vendidos este año en Francia.
Jonathan Littel mismo es hijo del autor de novelas de espionaje Robert Littell. El ganador del “Prix Goncourt 2006”, un premio comparable con el otorgado por la Asociación alemana de Libreros, creció en Francia y estudió en Estados Unidos. El escritor vive entre tanto, en Barcelona.
Trabajo humanitario y literatura
Antes de convertirse en escritor, Jonathan Littel tuvo una larga carrera de trabajo humanitario en organizaciones no gubernamentales que asisten a las víctimas de conflictos en diferentes partes del mundo.
La mayoría de reseñas de “Los bienintencionados” alaban la obra en los tonos más altos, con excepción del cineasta Claude Lanzmann, director de la película "Shoah".
De espíritus y humanos malignos
El nombre de la obra “Los bienintencionados” o “Los benévolos” tiene su origen en la mitología griega y se refiere a las Erinias que eran demonios femeninos de la justicia y la venganza. Personificaciones de una arcaica forma de castigo muy antiguo. Las Erinias, también llamadas Euménides, que en griego significa “benévolas”, no eran otra cosa que un eufemismo usado para evitar su ira cuando se pronunciaba su verdadero nombre.
Un uso parecido al tabú de mencionar los nombres de ciertos espíritus en muchas culturas. En la mitología romana se les conoce como Furias. A pesar del nombre de la obra, Jonathan Littel llama por el nombre los crímenes cometidos durante la dictadura nazi en la Europa de los años 30 y 40 del pasado siglo.