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Negociaciones gubernamentales en Alemania: "la hora del gran trueque"

5 de octubre de 2009

Las negociaciones entre las uniones conservadoras que dirige Angela Merkel (CDU/CSU) y el Partido Liberal (FDP) de cara a formar una coalición gubernamental comienzan en Alemania. Peter Stützle comenta el proceso.

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Ahora empieza el gran trueque. Y eso es bueno. Al fin y al cabo, la República Federal de Alemania ha estado casi siempre gobernada por coaliciones, y no le ha ido mal. Así, el país se ha ahorrado cambios bruscos de curso y las exageraciones que éstos conllevan. Cuando un partido no puede convertir sin más sus objetivos en práctica política, sino que tiene antes que convencer a sus socios, las ideas de escaso fundamento encuentran menos opciones.

Las coaliciones en Alemania han estado compuestas hasta ahora casi siempre por dos partidos. Esto beneficia a la gobernabilidad, que en los sistemas de partidos fragmentados sufre ligeramente. Por lo tanto, es bueno que de nuevo vaya a formarse una coalición de a dos. Y una de verdad, ya que todo apunta a que Angela Merkel ha logrado disciplinar a la bávara CSU, que durante la campaña electoral hizo repetidas alusiones a su independencia. Ahora, a conversar se sentarán la alianza entre la CDU y la CSU por un lado, y el FDP por el otro.

Partiendo de lo observado en las últimas negociaciones destinadas a constituir coaliciones, no cabe esperar que el resultado de las mismas sea sólo un mínimo común denominador entre los programas de ambos partidos. Si quieren gobernar durante cuatro años y tener éxito en las elecciones subsiguientes, los socios han de consentirse éxitos mutuos. Las ideas de los unos tienen posibilidades de imponerse, siempre y cuando los otros no las rechacen categóricamente.

Con un poco de suerte, ése será el caso del derecho tributario. La mayoría de los alemanes considera injusto que el sistema actual permita a quienes más ganan hacer trucos contables y apenas pagar impuestos. Además, resulta dañino que las empresas y los inversores tomen cada vez más sus decisiones en función del ahorro de contribuciones a las arcas públicas, y no de las demandas del mercado. Los liberales portan en el bolsillo un modelo bien pensado para un sistema tributario fácil y justo. Si Angela Merkel y su Unión le conceden algo de importancia a la responsabilidad de Estado, le consentirán al FDP el éxito en este terreno.

A la inversa, con un poco de suerte, la Unión no cederá a las pretensiones de los liberales para que se rebajen los derechos de los trabajadores y la protección ante el despido. Los empresarios que ven en estas regulaciones un obstáculo a su desarrollo económico tienen las miras muy cortas. Estos derechos generan estabilidad social, lo que resulta positivo para el desarrollo económico del país. Entretanto, en Alemania esa estabilidad social falta más que sobra.

Ahora, sólo se les puede desear a los participantes en las rondas negociadoras que no se cierren a los juicios certeros del otro. En tal caso, puede que el resultado sea bueno.

Autor: Peter Stützle

Editora: Claudia Herrera Pahl