Múnich 30 años después
9 de agosto de 2002
El estadio Olímpico de Munich vuelve a ser, a partir del martes 6 y durante seis días, sede de la gran cita atlética. El campeonato en la capital bávara supone uno de las principales pruebas para los atletas de cara a las Olimpiadas de Atenas en el 2004.
Treinta años después de los Juegos de 1972, la capital bávara pone a disposición de los atletas y aficionados las mismas instalaciones que acogieron la competición olímpica, incluida la Villa donde empezó el drama (el 5 de septiembre se cumplirán 30 años) del asalto de un comando terrorista palestino al pabellón israelí.
Los recuerdos serán especialmente dolorosos para Esther Roth. La entonces atleta israelí vivió aquel infierno, cuando apenas contaba treinta años y formaba parte del equipo israelí participando en las pruebas de velocidad. Ella fue invitada por la organización nacional de atletismo israelí.
Tristes días del septiembre negro
En aquel drama del 5 de septiembre un grupo terrorista palestino alcanzó el recinto de los atletas israelíes, asesinó a dos de ellos y se llevó a otros nueve como rehenes. El comando "septiembre negro" se propuso evacuar esos rehenes en helicópteros y reclamaba la liberación de 200 árabes palestinos detenidos en Israel, a cambio de los atletas olímpicos.
El intento de liberar los rehenes en un campo de aviación cerca de Munich terminó en catástrofe. En los tiroteos murieron los nueve rehenes, un policía y cinco terroristas. El ataque llegó a causar un daño mayúsculo a los Juegos, que quedaron congelados durante 34 horas. "The games must go on" declaró el entonces presidente del Comité Olímpico Internacional, Avery Brundage, ante un mundo atónito y conmovido.
Medidas de seguridad
La ciudad de Munich no quiere que se reproduzca el terror que salpicó los Juegos olímpicos de 1972, y para ello ha dispuesto estrictas medidas de seguridad. Los 17 atletas que representan a Israel se mueven por la Villa Olímpica con la protección de guardaespaldas. Los organizadores alemanes les ofrecieron otra residencia. Pero los israelíes lo rechazaron, aludiendo que no querían un tratamiento especial.
El pueblo olímpico esta protegido por más de 1000 fuerzas de seguridad y está vallado con una cerca metálica culminada con alambre de espino. Los responsables de seguridad andan en tensión. Lo que desde los eventos tristes del 1972 fue una residencia de estudiantes, se ha convertido de nuevo en todo un búnquer.