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Sociedad

Muere Cristina Calderón, última hablante del pueblo yagán

18 de febrero de 2022

Si bien Calderón logró crear un diccionario y un libro de leyendas sobre los yaganes, no había nadie que hablara el idioma como ella. Ella era un símbolo de la resistencia cultural de los pueblos originarios chilenos.

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Una imagen de Cristina Calderón. Imagen: Martin Bernetti/AFP

A los 93 años murió Cristina Calderón, la última hablante nativa del pueblo yagán, habitantes de los fríos paisajes del extremo sur de Chile, anunció el miércoles (16.02.2022) su hija, Lidia González Calderón.

"Tengo una pena profunda por no estar con ella al momento de partir. Es una noticia triste para los yagán. Todo lo que haga en el trabajo en el que estoy, será en tu nombre. Y en él, estará también reflejado tu pueblo", escribió González Calderón, integrante de la Convención Constitucional que tiene la tarea de escribir la nueva Carta Magna del país suramericano.

Según indicó su hija en una carta póstuma divulgada tras conocerse la noticia, Calderón fue la "última hablante competente del idioma yagán. Con ella se va también parte importante de la memoria cultural de nuestro pueblo".

Dejó un diccionario y un libro

Cristina Calderón "aprendió a hablar español a los nueve años, y a la vez conservó el idioma yagán. Sus hijos no lo aprendimos de ella por el justificado temor a ser discriminados. A pesar de ello, fue su activa difusora", describió González Calderón.

"Junto a Cristina Zárraga, una de sus nietas, creó un diccionario, además de un libro de leyendas e historias originarias llamado Hai Kur Mamasu Shis (Quiero contarte un cuento)", agregó.

Calderón se había convertido en símbolo de la resistencia cultural de los pueblos originarios chilenos. Los yaganes son indígenas canoeros que poblaban los canales y costas de Tierra del Fuego y el archipiélago del Cabo de Hornos.

"Soy la última hablante yagán. Otros igual entienden pero no hablan ni saben como yo", dijo a un grupo de periodistas que la visitó en 2017 en la Villa Ukika, el lugar donde reside gran parte del casi centenar de descendientes yaganes que aún sobreviven, a un kilómetro de Puerto Williams, la localidad más austral del planeta.

Un "tesoro humano vivo"

De rasgos marcados, cara ancha y piel morena, tras la muerte de su hermana Úrsula, el gobierno chileno la reconoció en 2009 como un "tesoro humano vivo", destacando su labor como depositaria y difusora de la lengua y tradiciones de su pueblo.

Hasta sus últimos años de vida, Calderón se dedicó a la confección de artesanías y logró traspasar a una de sus nietas y una sobrina parte del idioma yagán, un lenguaje no escrito y melódico, en claro riesgo de extinción.

"Las generaciones más jóvenes también conocen la lengua yagán pero no al nivel de Cristina, entonces ahí va a haber una pérdida irreparable", advertía ya hace cinco años el antropólogo Maurice van de Maele, en Puerto Williams.

JU (afp, efe, rtre)