1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

Moda y clichés en Europa

Tini von Poser / Rosa Muñoz Lima22 de octubre de 2012

La moda comunica… y refuerza clichés diferentes en distintos rincones del globo. Una minifalda en una oficina búlgara es, secillamente, femenina; pero en una alemana, no tiene cabida.

https://p.dw.com/p/16Ugm
La moda comunica… y refuerza clichés diferentes en distintos rincones del globo.
La moda comunica… y refuerza clichés diferentes en distintos rincones del globo.Imagen: Fotolia/soup studio

Tzvetelina Kreuzer llegó a Alemania en 1997, proveniente de Bulgaria. Venía muy maquillada, vestía minifalda y llevaba las uñas nada discretamente pintadas. “¿Cuánto cuesta la hora?”, le preguntó un hombre mientras compraba el pan. Tzvetelina no entendía de qué se trataba, hasta que se dio cuenta de que la tomaban por una prostituta.

La anécdota le causó risa, pero sólo hasta que notó que, a causa de su apariencia, tampoco la tomaban en serio en la universidad o mientras buscaba empleo. “Los prejuicios se alimentaban con mi acento búlgaro y las noticias sobre el tráfico de prostitutas de Europa del Este”, recuerda.

Minifalda: ¿llevarla o no llevarla?
Minifalda: ¿llevarla o no llevarla?Imagen: picture-alliance/dpa

“No me quedó otra opción que adaptarme”, asegura esta experta en estudios de Europa del Este y América Latina, autora de numerosos textos sobre los estereotipos y prejuicios. Se trata de fenómenos sanos, normales, pero que pueden hacer mucho daño: “los prejuicios nos aíslan mentalmente” y las consecuencias pueden ser la intolerancia y el racismo.

Código de vestuario en el trabajo

"Sí, tengo prejuicios", acepta Nadine Thomas, gerente del Instituto de Moda de Berlín. “La gente lo trata a  uno de acuerdo con la ropa que lleva”, asegura. Su instituto asesora a firmas, hoteles y empresas de servicios para establecer normas de vestuario. “En Alemania domina el estilo clásico en el trabajo. Los hombros al descubierto son tabú y las sayas deben llegar, al menos, hasta la rodilla”, aclara Nadine Thomas.

Y esta tendencia se ha globalizado, añade Anna Oesterheld, diseñadora jefa del instituto de moda berlinés. "Quien quiera y pueda, que lleve minifalda en su entorno privado, pero yo recomiendo mantener la seriedad si se trata de representar a una firma”, especialmente a las mujeres, dice, que tienen que luchar contra la dominación masculina en el mundo de los negocios. En su instituto, Thomas y Oesterheld muestran a las mujeres lo que consideran “el límite del buen gusto“. Un ejercicio común: tratar de levantar un lapicero del suelo llevando puesta una minifalda.

Anna Oesterheld y Nadine Thomas: ”¿Se esconde la feminidad cuando se usa una falda por la rodilla?“
Anna Oesterheld y Nadine Thomas: ”¿Se esconde la feminidad cuando se usa una falda por la rodilla?“Imagen: Alf Maron/Modeinstitut Berlin

¿Qué es lo femenino?

Tzvetelina Kreuzer considera ésta una visión errada de Occidente sobre la emancipación femenina. En América Latina o Europa del Este no está mal visto que alguien destaque su feminidad. No es necesario avergonzarse de su sexo o género. "Muchas mujeres en Alemania piensan que tienen que vestirse como hombres para poder comparárseles en pensamiento y acción", opina Kreuzer. Aunque en los últimos años ha observado también la tendencia contraria: cada vez más mujeres defienden su apariencia femenina, se maquillan, visten prendas que destacan su figura.

”¿Se esconde la feminidad cuando se usa una falda por la rodilla?“, la contradice Nadine Thomas. Para ella y Oesterheld, los italianos, tanto hombres como mujeres, ofrecen un modelo a seguir. “Logran verse serios y casuales al mismo tiempo. Y visten zapatos perfectos, algo a lo que los hombres alemanes normalmente no se atreven”, agrega Thomas.

Adaptarse o integrarse... sin anularse

Tzvetelina Kreuzer comenzó a vestirse y maquillarse de forma mucho más discreta para contrarrestar los prejuicios y ser tomada en serio. De regreso a Bulgaria, cinco años después, su madre se mostró decepcionada: "¡Pareces un pececito sin color! ¿No tienes dinero para comprar ropa?" Con sus jeans, camiseta y tenis alemanes, Tzvetelina dejó de encajar en el modelo femenino búlgaro.

Las carencias que se sufren en países pobres o que vivieron economías racionadas como las europeas del Este, son para Kreuzer motivos adicionales, por los cuales la gente, cuando puede, se esmera mucho más con su apariencia: "Antes de 1989 no era fácil conseguir maquillaje, lo comprábamos en el mercado negro. Era una posibilidad de desarrollar tu individualidad, de darle color a la vida".

Tzvetelina Kreuzer: "Muchas mujeres en Alemania piensan que tienen que vestirse como hombres para poder comparárseles en pensamiento y acción".
Tzvetelina Kreuzer: "Muchas mujeres en Alemania piensan que tienen que vestirse como hombres para poder comparárseles en pensamiento y acción".Imagen: José Méndez

Y la costumbre se mantiene, pero disminuye: también en Europa del Este la globalización ha “occidentalizado” el vestuario de las mujeres en el mundo de los negocios, la hotelería y la banca. La apariencia femenina se ha vuelto más conservadora y homogénea y Tzvetelina observa estos cambios con cierta preocupación: ¿acaso no es más interesante entrar en contacto con gente de otros países, otras culturas y observar que están vestidos de un modo particular, distinto, propio?

Autora: Tini von Poser / Rosa Muñoz Lima

Editor: Enrique López