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Y así empezó lo que suena a novela policíaca: radiólogos, forenses, patólogos y especialistas en cadáveres no identificados y muertes sin esclarecer del Instituto Técnico de Criminalística de la Brigada Bávara de Investigación Criminal analizaron la momia. Finalmente, resolvieron el misterio con la ayuda de avanzados procedimientos como análisis de isótopos y tomografías computerizadas. Su conclusión: la joven estaba enferma y fue víctima de un homicidio ritual. Y el lugar de la muerte no fue un pantano alemán: la joven inca murió en Sudamérica hace 500 años.