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‘‘¿Cómo le va a McLuhan?’’

21 de julio de 2011

La omnipresente red no existía aún cuando Marshall McLuhan murió. Pero el padre de conceptos como ‘‘la aldea global’’ sabía que estaba a la puerta. McLuhan, el visionario, habría cumplido este jueves 100 años.

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Dr. H. Marshall McLuhan, media theorist and member of the professional advisory board for Responsive Environments Corporation, observes an adult learner of the Talking Page during a recent consultation on this new technological learning system. (AP Photo)
Marshall McLuhan; su visión se ha vuelto realidad.Imagen: AP

Aunque Marshall McLuhan murió una década antes de que la red, la world wide web, hiciera su aparición, ésta ya existía en las ideas y los análisis de este teórico y catedrático de los medios, que sigue teniendo un profundo impacto en la teoría de los medios, la cultura y la tecnología.

Visionario e icono pop

Dio cátedra en la Universidad de Toronto por más de 30 años y publicó numerosos libros y ensayos; luego, McLuhan se convirtió en algo así como un icono pop cuya comparecencia en las estaciones de televisión era frecuente. Tuvo incluso una corta aparición en “Annie Hall”, la película de Woody Allen, en la cual pronunció una frase que se volvió igualmente célebre: “you know nothing of my work”, usted no sabe nada de mi trabajo. Su popularidad era tal que, con frecuencia, en los círculos mediáticos y tecnológicos McLuhan es visto como una especie de profeta; la revista estadounidense de tecnología Wired lo consagró como su santo patrón cuando sacó su número inaugural en 1991.

Nació el 21 de julio de 1911, en Edmonton, Alberta, y obtuvo diversos títulos universitarios en Canadá y Reino Unido. En 1951 publicó su primera obra, The mechanical bride (La novia mecánica). Ésta consiste en una serie de ensayos cortos que critican la publicidad en la prensa impresa y los mensajes implícitos que esconde. McLuhan indicó en su momento que estos ensayos debían ser leídos arbitrariamente, sin orden alguno.

La aldea global

En “La galaxia Gutemberg: la génesis del homo typograhicus” incursionó en el concepto de su “aldea global”, es decir en la homogenización de la cultura a través de los medios modernos omnipresentes. “En vez de tender hacia una gran biblioteca de Alejandría, el mundo se ha convertido en una computadora, en un cerebro electrónico, exactamente como en una obra infantil de ciencia ficción”, escribía McLuhan, quien en esa obra predijo el internet moderno.

“Una computadora como instrumento de investigación y comunicación podría enriquecer la obsoleta organización de librerías, asumir la función enciclopédica individual y llegar a rápidamente hacia una línea privada de datos cortados a medida”, escribía McLuhan.

El mensaje es el medio

Con todo, su libro “Los medios como extensiones del hombre”, de 1964, fue el que consolidó su obra y le trajo la fama. En éste acuña su célebre frase de “el medio es el mensaje” que implica que el medio mismo es más importante que el contenido del mensaje. Por ejemplo, aseveraba que en un programa de noticias en donde se informa de un crimen (contenido) lo que realmente importa no es el hecho criminal sino el mensaje subyacente que pretende cambiar la actitud del público hacia el crimen mostrando escenas viscerales.

“Esto es sólo para decir que las consecuencias personales y sociales de cada medio –es decir, de cada extensión de nosotros mismos- resultan de una nueva escala que cada uno de ellos y cada nueva tecnología introduce en nosotros”, afirmó “el mago”, como lo denomina el diario alemán Die Zeit en un artículo por los 100 años de su nacimiento.

Fijarse en lo que no es obvio

Mark Federmann, director del Programa McLuhan de Cultura y Tecnología en la Universidad de Toronto, puntualizó al respecto: “El mensaje de McLuhan siempre aconseja mirar detras de lo obvio y buscar los cambios no obvios, los efectos que puede producir, acelerar o agravar cada nueva aparato”.

En fin, Thomas Assheuer, en su análisis acerca de McLuhan publicado por Die Zeit concluye: “En un congreso acerca de los medios modernos se encuentran dos especialistas. El uno pregunta: `¿Cómo anda McLuhan? ¿Sigue muerto?´ Chistes como éste se hacen sólo de personas cuyas profesías los han vuelto inmortales. Éste es el caso con Herbert Marshall McLuhan, el iluminado de la era mediática”.

Autor: Cyrus Farivar/Mirra Banchón
Editora: Emilia Rojas