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María José Siri: "Apoyo a Plácido Domingo"

4 de septiembre de 2019

El #MeToo irrumpió con fuerza en el mundo de la ópera. También el feminismo y lo políticamente correcto. Hablamos de ello con la soprano uruguaya María José Siri, de nuevo en Berlín para cantar en la Deutsche Oper.

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Imagen: Amati e Bacciardi

Deutsche Welle: Lo suyo con la Deutsche Oper Berlin es una especie de idilio… 

María José Siri: He hecho ya tantas producciones acá, que me siento parte de este teatro. Se trabaja muy bien tanto a nivel artístico como humano.

¿Cómo se siente con la nueva producción de La Forza del destino, del polémico director de escena alemán Franz Castorf?

Tiene una manera muy distinta de trabajar, a la que no estaba acostumbrada, pero nos entendimos y eso es lo más importante. Por ejemplo, todos los días de ensayo debemos ir vestidos y maquillados. A Castorf le gusta ver la escena tal y como él la tiene en mente y para eso necesita vernos ya en personaje. Será una Forza del destino ubicada en el siglo XX, en la época de Franco, en España. Seguramente será una producción que no pase desapercibida. 

En La Forza del destino interpreta usted el desdichado personaje de Leonora y en su repertorio habitual suele cantar papeles de mujeres desgraciadas, encorsetadas por la convenciones de su época… ¿Cómo se lleva usted con estos personajes tan atormentados?

Yo me apiado de esos personajes, que están muy lejos de lo que es mi vida real. Yo me enamoro de esas mujeres y juego a recrear sus emociones. Pero siempre hay momentos en que sale mi verdadero carácter y ahí es donde el personaje toma un color distinto. Eso es lo bonito de la ópera, esa diversidad.

Y en la vida real ¿cómo ve la situación actual de las mujeres en la ópera, sobre todo después del terremoto que han supuesto las acusaciones contra Plácido Domingo?

Yo me siento una mujer libre y empoderada. En el trabajo, jamás tuve un problema de ese tipo, ni tampoco hubo jamás ninguna amiga o conocida que tuviera la confianza de contarme algo así. Eso no quiere decir que no existan abusos. Pero creo que, si existen, hay que denunciarlos a la Policía, no en los medios. Primero, denuncia legal y después, si se quiere, se puede hacer público. Yo apoyo a Plácido Domingo. En lo que a mí respecta, ha sido una persona generosísima, como un padre que me da consejos. Es una de las personas que más admiro. He cantado con muchas personas, pero ninguna con la humanidad de Plácido Domingo, que se para a saludar a todo el mundo, desde el primero hasta el último. Nadie es tan grande, tan humilde y tan real como él.

Sopranistin María José Siri
María José Siri encarnando a Madama Butterfly en el Teatro all Scala de Milán. Imagen: Teatro alla Scala/Brescia e Amisano

Más allá del #MeToo y del caso Plácido Domingo, está el caso reciente de la soprano estadounidense Kathryn Lewek, que acaba de interpretar en el Festival de Salzburgo el personaje de Eurídice, de la opereta Orfeo en los infiernos, y a la que la crítica ha señalado por no estar suficientemente delgada. ¿Se exige más al físico de las mujeres que al de los hombres?

A las mujeres se nos exige más y a nosotras nos cuesta más mantener el físico porque se producen cambios hormonales, embarazos; el cuerpo de la mujer cambia mucho más que el de los hombres. No creo que la crítica deba dirigirse hacia el físico del cantante, sino al hecho de si es buena actriz o buen actor, si tiene una bella voz, si canta bien... En el caso de Katrhyn Lewek, ella acaba de ser mamá. Lamentablemente, hay mucha presión con el físico y yo no estoy de acuerdo con eso para nada. Creo que en la ópera se está mirando demasiado la estética y se deja a un lado el canto. Apoyo a Lewek y me parece bien que haya respondido a los críticos que hablan de su físico. Eso tiene que parar.

El #MeToo llegó a la ópera y, como vemos por lo último ocurrido en la Arena de Verona, en una producción dirigida precisamente por Plácido Domingo, también las acusaciones de racismo. Hubo una polémica con la soprano Tamara Wilson porque se negó a maquillarse la cara de oscuro para encarnar a la princesa etíope Aída, algo tradicional en el mundo de la ópera. "Hacer Aída negra es racismo. Yo rechazo maquillarme de negro", fue su argumento. Usted cantó por ella en una de las funciones…  

Se oponía, pero las dos veces que cantó sí que se pintó. Yo me pregunto por qué no publica esas fotos donde está maquillada. Si quiere ser clara, debe publicarlas. Yo entiendo el movimiento del blackface, pero cantar Aida en el Arena de Verona no es hacer blackface. Es una tradición que tiene más de 100 años, no estamos haciendo una parodia del negro. No hacemos la boca grande, gigante, horrible como se hacía en los años 20 o 30. Yo tampoco estoy de acuerdo con eso. Yo soy una artista. Si canto Madama Butterfly, me van a pintar más blanca para parecer japonesa. No creo ofender a los asiáticos con el maquillaje a la oriental como no creo estar ofendiendo a la población de color por cantar Aida maquillada de oscuro. Lo mismo si tengo que cantar en un teatro donde prefieren dejar a Aida con su color natural, yo acompañaría esa decisión también sin problemas. 

(cp)

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