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Los méritos de Musharraf

Emilia Rojas1 de julio de 2003

De visita en Berlín, el presidente de Pakistán instó a revisar la estrategia política y militar para Afganistán, donde se mantienen cerca de 4600 soldados de las tropas internacionales, al mando de Alemania y Holanda.

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El presidente paquistaní sonríe, de civil, junto al canciller Schröder, en Berlín.Imagen: AP

Pervez Musharraf ha conseguido lo que se proponía: que el mundo olvidara su llegada al poder por la vía de un golpe militar, en 1999. Hoy, el presidente de Pakistán es recibido con todos los honores en diversas capitales occidentales, comenzando por Washington. La acogida fue cordial también en Berlín, donde se entrevistó, entre otros, con el canciller Gerhard Schröder y el ministro de Relaciones Exteriores, Joschka Fischer.

Aliado clave

Pakistán es un valioso aliado en la lucha contra el terrorismo internacional. Esa es la carta política que esgrime el gobernante militar desde los atentados perpetrados el 11 de septiembre del 2001 en Washington y Nueva York. Su opción de secundar a Occidente le ha valido el reconocimiento de estadounidenses y europeos, conscientes de la importancia estratégica de Pakistán en esta contienda.

Como vecino directo de Afganistán, el país sufrió el impacto de la guerra contra los talibanes en varios aspectos. Por ejemplo, ha tenido que hacer frente a la agitación de los fundamentalistas islámicos y también a la inseguridad imperante en las fronteras. Se estima que numerosos seguidores de Osama Bin Laden y del régimen talibán escaparon hacia territorio paquistaní. De hecho, allí han sido detenidos ya cerca de 500 miembros de la red de Al Qaeda. La política de Musharraf fue recompensada también materialmente por Washington, con un paquete de ayuda económica por un monto de 3 mil millones de dólares.

¿Nueva estrategia?

Especial atención merece la evaluación paquistaní de lo que ocurre actualmente en Afganistán. Y el diagnóstico de Musharraf no es precisamente tranquilizador. Si bien el huésped definió la situación de relativamente "estable", opinó que se requiere una nueva estrategia política y militar. Nada de eso se perfiló, sin embargo, durante sus conversaciones en Berlín, aunque sus interlocutores alemanes compartieron la preocupación por la estabilidad afgana. El canciller Schröder se limitó a indicar que la seguridad debe ser mejor resguardada allí, con los recursos disponibles. De sus palabras se deduce que por ahora los aproximadamente 4.600 soldados de la fuerza internacional (ISAF) emplazada en Afganistán -de los cuales cerca de la mitad son alemanes- tendrán que ser suficientes.

Tanto el canciller alemán como su ministro de Relaciones Exteriores destacaron, por otra parte, el papel clave de Pakistán en la región. Y, lógicamente, ofrecieron apoyo en los esfuerzos de acercamiento entre ese país y la India, que Musharraf aseguró querer impulsar con "flexibilidad". No obstante, Schröder se mostró escéptico en cuanto a la posibilidad de una mediación alemana en ese conflicto de décadas. La ayuda germana se reducirá pues a las gestiones diplomáticas en el marco de las organizaciones internacionales.