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Los héroes silenciosos de la catástrofe

19 de agosto de 2002

Decenas de miles de voluntarios y efectivos del ejército continuaban luchando para detener las crecidas de los ríos. En algunas ciudades todavía se esperaba lo peor. Alemania se encuentra en emergencia nacional.

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Voluntarios observan el centro de Grimma inundado.Imagen: AP

Casi 20.000 soldados alemanes continuaban el lunes trabajando en la ribera del Elba, quienes junto con decenas de voluntarios, conformaban un poderoso ejército frente a un enemigo común: el agua. En algunas poblaciones las devastadoras riadas parecían desaparecer con la misma rapidez con que habían surgido.

Grimma, llamada la perla a las orillas del río Mulde, al noroeste de Leipzig, parecía una ciudad arrasada por la guerra. Sus habitantes confirmaban el devastador escenario al calificar la catástrofe como una Tercera Guerra Mundial, mientras se restregaban los ojos mostrando su incredulidad al observar tal espectáculo. "Es como si hubiera caído una bomba sobre la ciudad", decía Hans Henning Schirmer, uno de los enérgicos habitantes que se sumó a las labores de rescate.

La peor catástrofe natural

Ein Soldat hilft einer Frau aus dem Wasser
Un soldado ayuda a una mujer a salir del agua.Imagen: AP

"El ejército se encuentra en la misión más grande de su historia", dijo el Ministro de Defensa, Peter Struck, quien aseguró que la labor que realizan sus efectivos no tiene precedente. Los soldados trabajan en turnos de 12 horas y se encuentran presentes en más de treinta localidades en los estados federados de Sajonia, Sajonia-Anhalt y Brandenburgo, al Este de Alemania. En la lucha contra las fuerzas de la naturaleza, el Bundeswehr ha asignado 40 helicópteros y 8 aviones de transporte.

Las dimensiones de los estragos superan por mucho las inundaciones experimentadas en el pasado y sólo pueden apreciarse observando las zonas de desastre desde el aire. Una franja de agua de unos cuatro kilómetros de ancho borró buena parte del curso del río Elba. En Berlín, el Ministro alemán del Medio Ambiente, el verde Jürgen Trittin, afirmaba que las consecuencias de la catástrofe para los campos y la agricultura son incalculables.

Entre tanto, las devastadoras inundaciones habían dejado un saldo de 15 muertos. Otras 26 personas seguían desaparecidas y 108 resultaron lesionadas. En la localidad de Wittenberg, a unos 140 kilómetros al sur de Berlín, la crecida del Elba provocó que se rompieran siete diques durante la madrugada del lunes. Los helicópteros del ejército lanzaban sacos de arena desde el aire en un intento por reparar las grietas. Aunque todavía no se cifra el monto de daños materiales, éstos han provocado el desplazamiento de cientos de miles de personas, han arruinando cultivos y destruído centenares de viviendas.

La hora de la verdad

Bundeskanzler Gerhard Schröder besucht vom Hochwasser betroffene Städte - hier in Grimma
El canciller Gerhard Schroeder, habla con una damnificada.Imagen: AP

A cinco semanas de las elecciones generales, Schröder ha sabido aprovechar toda oportunidad para demostrar su firme manejo de la crisis y ante el electorado es él quien pareciera el mejor calificado para enfrentar el problema. Su opositor en la campaña electoral, el candidato conservador Edmund Stoiber, fue tomado por sorpresa por las inundaciones y aunque suspendió apresuradamente sus vacaciones para recorrer las zonas afectadas, fue más bien visto como un gesto copiado al canciller Schröder.

La catástrofe se ha convertido en un problema nacional, la situación sigue siendo sumamente crítica a pesar de que ya ha transcurrido una semana desde que las riadas provocaran los primeros estragos. Todo lo que no tenga que ver con la catástrofe ha pasado a segundo plano y ha despertado una ola de solidaridad entre la población a lo ancho y largo del país.

Miles de voluntarios participan en las labores de rescate y las donaciones en metálico no tienen precedente. A ellas se han sumado numerosas figuras del deporte y el espectáculo, entre otras el campeón Fórmula Uno, Michael Schumacher, quien anunció un donativo de un millón de euros. La solidaridad internacional ha sido también impresionante, donaciones han llegado de Francia, Rusia, España, Luxemburgo, Suiza y hasta Estados Unidos. Se estima que los daños ocasionados por el agua podrían ascender a unos 20.000 millones de euros.