Londres la elección perfecta

Kommersant, de Moscú: "En Moscú se cree que basta con hacer una gran manifestación en la Plaza Roja, para que la comunidad internacional se olvide de la masacre de Beslán. Y siguiendo esta política, tampoco es necesario solucionar el conflicto del Norte del Caúcaso.

Los ciudadanos de Rusia se dan por satisfechos con grandes manifestaciones; mientras continúa la guerra en el sur del país. Y ahora todos se muestran sorprendidos de que el COI de más importancia a la seguridad que a las manifestaciones. Moscú fue y sigue siendo un ciudad peligrosa."

París es víctima de la política equivocada

Tribune de Genéve, de Ginebra: "París y sus amantes registraron ayer una derrota de consecuencias inconmensurables. La amargura es igual de grande que las esperanzas que fueron despertadas por un proyecto que había concentrado el apoyo de la nación entera. Y justo en esto radica posiblemente el gran error de esta candidatura que se concentró en las ventajas de toda Francia, en vez de concentrarse en las de una ciudad."

Olimpiada envenenada

La Repubblica, de Roma: "La carrera entre Londres y París por los Juegos Olímpicos 2012 coincidió con las difíciles aventuras políticas de Chirac y Blair. Este es un momento especialmente crítico para Europa, un momento que enveneno la competencia entre ambas ciudades.

La Olimpiada 2012 habría aportado un poco de oxígeno para Francia que está cada vez más aislada en Europa así como para su presidente, que a 20 meses del fin de su mandato es presionado por sus sucesores. Pero en vez de dar la mano a la debilitada París, el Comité Internacional de Singapur se dejó conquistar por la triunfal Londres."

Ojo con los costos de la Olimpiada

Daily Express, de Londres: "Gran Bretaña tiene la oportunidad de realizar los juegos olímpicos más exitosos de todos los tiempos e impulsar el prestigio del país en todo el mundo. Es a la vez la oportunidad de motivar a los jóvenes a interesarse por el deporte. Pero la dimensión del proyecto representa también un enorme reto. El gobierno no debería subestimar las tareas que se avecinan. Aún tomando en cuenta la euforia desatada por la victoria, muchos se preguntarán si podrán cumplirse las promesas. Desde un principio se requiere la certeza de que no se perderá el control sobre los costos. El Gobierno debe aprender de experiencias previas y debe evitar que esta fantástica oportunidad fracase por incapacidad y mala administración."