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Liberales alemanes en crisis

5 de junio de 2002

La polémica desatada por un miembro de la cúpula liberal alemana con expresiones calificadas de antisemitas está llevando al partido a una crisis. También en otros países europeos los editorialistas se ocupan del tema.

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Jürgen W. Möllemann está poniendo en aprietos al jefe de los liberales, Guido Westerwelle (derecha).Imagen: AP

El periódico suizo Neue Zürcher Zeitung opina: "Una pieza teatral realmente grotesca es la que se presenta actualmente en el gran escenario político alemán. Dos Protagonistas del partido Liberal (FDP) se destrozan mutuamente con una perfectamente escenificada autocomplacencia, ante un público asqueado. En la política alemana habría realmente temas más importantes que discutir que el drama en la cúpula del FDP, este pequeño partido que ha caído últimamente en un delirio de grandeza. Aún no se sabe en qué terminará la pugna. Lo único claro es que el partido ha sufrido un grave daño".

Resentimientos hallan eco

En Alemania, el diario Die Welt, de Berlín, considera que el político liberal que desató la polémica, Jürgen Mölleman, se ha salido con la suya. "Möllemann ha ganado; la decencia ha perdido. No sólo ha dejado en vergüenza a toda la plana mayor del partido liberal, sino que la ha humillado. Lo sorprendente es que el FDP permita que su impertinente juego la ponga cada vez más en entredicho. Ciertamente, existe un motivo: las provocaciones de Möllemann, hábilmente preparadas, encuentran bastante aprobación dentro del partido y, de seguro, más allá de sus filas. Por eso él se presenta como la encarnación misma de la popularidad. Pero eso es, justamente, lo que vuelve este caso tan preocupante, más allá del espectáculo dentro del partido. El juego con resentimientos antisemitas encuentra, al parecer, resonancia".

El Haider de los pobres

Der Standard, de Viena, compara a Mölleman con el ultraderechista austríaco Jörg Haider. "Si existe una regla tácita en las campañas electorales alemanas, es la de rechazar toda forma de racismo. Möllemann rompió ese tabú premeditadamente y emprendió así un nuevo camino, muy antiguo. El hecho de que el débil jefe de los liberales, Guido Westerwelle, esté dispuesto a renunciar al consenso básico de la democracia alemana por un par de votos de la extrema derecha y tolere las barbaridades de Möllemann, deja muy mal al partido. Si el FDP quiere seguir siendo una fuerza política liberal-conservadora, tendrá que separarse de Möllemann, ese Haider para pobres".

Al margen del consenso

El Süddeutsche Zeitung, de Múnich, tiene un punto de vista más desapasionado del caso Möllemann. "No, no se necesita que los demócratas se levanten, como pidió el presidente del Consejo Central de los Judíos de Alemania. Representantes de múltiples grupos sociales han condenado ya, hace tiempo, la instrumentalización política de burdos resentimientos llevada a cabo por Möllemann. Con sus lamentables declaraciones y su autodefensa orgullosa y tonta, Möllemann se ha marginado del consenso que forma parte medular de nuestra sociedad, más allá de todas las diferencias políticas".