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"Las mujeres están más dispuestas a adaptarse"

3 de abril de 2012

¿Es el impacto masculino sobre el clima mayor al femenino? ¿Son las mujeres más conscientes del problema ecológico? Global Ideas conversó con la socióloga Ulrike Röhr sobre el "factor femenino" en el cambio climático.

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Imagen: picture-alliance/dpa

Ulrike Röhr es directora de Genanet, un proyecto de la organización sin ánimo de lucro Life, que trabaja en el fomento de la igualdad de oportunidades para la mujer en nuestra sociedad. Genanet fomenta específicamente la igualdad entre sexos en cuestiones relacionadas con el medio ambiente. No solamente en naciones en vías de desarrollo, sino también en los países industrializados. Global Ideas habló con Ulrike Röhr sobre el destacado papel que las mujeres pueden jugar en la lucha contra el cambio climático y qué influencia deberían tener en las negociaciones sobre cuestiones medioambientales.

Global Ideas: ¿Qué diferencia al debate climático en los países industrializados del que se produce en las naciones en vías de desarrollo?

Cuando las mujeres comen, producen menos CO2 que los hombres.
Cuando las mujeres comen, producen menos CO2 que los hombres.Imagen: Michael Urban/ddp

Ulrike Röhr: El tema central en los países del sur es la adaptación a los efectos del cambio climático desde una perspectiva de género. En las naciones industrializadas el debate se centra en cómo impedir el cambio climático. Un debate que deriva rápidamente hacia nuestros hábitos de consumo y nuestro estilo de vida. Lo que está claro es que no podemos seguir consumiendo tanta energía como hasta ahora. Lo cual genera diversos interrogantes: ¿cómo cambiamos esta situación?, ¿cuáles son las posibles soluciones?, ¿qué medidas prefieren hombres y mujeres?, ¿hay diferencias específicas en cuanto a emisiones contaminantes en función del sexo? Es en este punto cuando se incorpora la perspectiva de género al debate medioambiental.

¿Hay, pues, diferencias en cómo hombres y mujeres perciben el cambio climático y reaccionan a él?

Sí, las mujeres y los hombres valoran los riesgos de forma diferente, también en el caso del cambio climático. Hay estudios que muestran cómo más mujeres que hombres perciben el calentamiento global como algo peligroso e inevitable. Los hombres creen más bien en soluciones tecnológicas como, por ejemplo, los automóviles eléctricos, el almacenamiento de CO2 o bien en la posibilidad de bloquear la luz solar en la atmósfera a través de nanopartículas. Las mujeres, por el contrario, no confían de igual manera en que la ciencia y la investigación sean capaces de solucionar los problemas medioambientales. Están más dispuestas a cambiar aquellos patrones de comportamiento que son nocivos para el medio ambiente. Las mujeres sopesan los riesgos y tienen en perspectiva los efectos sobre las generaciones futuras. Un ejemplo de ello es la oposición a la energía nuclear. Las mujeres mantienen una postura sensiblemente más contundente al respecto. El motivo es que piensan en sus hijos.

Estudios elaborados en Europa sugieren que la denominada "huella de carbono" -es decir, el rastro de CO2- que dejan los hombres es sensiblemente mayor al que generan las mujeres. ¿Es eso cierto?

Ulrike Röhr - Direktorin Genanet
Ulrike Röhr, directora de Genanet: "hay que estudiar el 'factor femenino' en la protección del clima.Imagen: Ulrike Röhr

Hay estudios procedentes de Suecia que analizan el consumo de energía y las emisiones de CO2. Dichos estudios investigaron los diferentes patrones de consumo de hombres y mujeres en hogares formados por una única persona. La investigación dio como resultado que los hombres consumen aproximadamente un 25% más de energía que las mujeres. Especialmente interesante resulta el hecho de que dicha diferencia entre sexos se mantiene inalterable independientemente de la franja de edad y del nivel de ingresos. El uso de vehículos y su tamaño es la principal causa que explica el mayor consumo de energía por parte de la población masculina.

Un segundo ámbito en el cual las diferencias de género también juegan un papel es el de los hábitos alimenticios. Hombres y mujeres se alimentan de forma diferente. Sabemos, por algunos estudios alemanes, que los hombres comen sustancialmente más carne que las mujeres. Y la carne es un alimento que contribuye decisivamente al consumo de energía y a las emisiones de CO2.

Bäuerin in Uganda
¿Cómo ayudar a las mujeres de países en vías de desarrollo a afrontar el cambio climático?Imagen: DW

¿Y cómo se explican estas diferencias entre géneros?

Todo ello guarda relación con los diferentes roles sociales que juegan hombres y mujeres y con sus identidades de género. Cuestiones, ambas, que se hallan profundamente ancladas en nuestras mentes. En nuestra imaginación, un hombre necesita, por ejemplo, un auto grande para mostrar que es fuerte y rico. O, para ser fuerte, un hombre necesita comer carne. Las mujeres, en cambio, se plantean mucho más a menudo si necesitan disponer de un vehículo propio. O, por ejemplo, tienen más en cuenta su figura y la salud a la hora de alimentarse.

Pero también es importante tener en cuenta los motivos por los cuales las mujeres consumen menos energía o se alimentan de forma más saludable. Un factor destacado es el de los ingresos. Las mujeres ganan menos que los hombres. Ingresos más bajos van acompañados, a menudo, de un menor consumo. Tiende a haber una relación entre ingresos y consumo de recursos y emisiones de CO2. Disponer de menos dinero contribuye también a que las mujeres estén más dispuestas a cambiar sus hábitos. Naturalmente, si no hay dinero para adquirir los electrodomésticos más ecológicos o para aislar la vivienda, hay que modificar los hábitos en mayor medida.

Juergen Hubbert, Vorstandsmitglied von DaimlerCChrysler sitze im Auto
No sin mi auto: la huella de CO2 de los hombres es mayor que la de las mujeres, especialmente en el sector del transporte.Imagen: ddp/Daimler Chrysler

¿Qué puede aportar la mujer en el debate sobre el medio ambiente en el mundo occidental?

La energía y el transporte contribuyen decisivamente a las emisiones. Ámbitos que siguen estando dominados por hombres, dado que tienen un enfoque técnico. Es decir, que las bases sobre las que se asientan son más bien masculinas. En el caso del transporte, por ejemplo, los hombres consideran la electromovilidad como algo fantástico, sin importarles de dónde proceda la electricidad. No se plantean, sin embargo, cuestiones como el tamaño del auto o su elevada velocidad, que representan de forma general el concepto de "libertad". Aquí es necesario contemplar las diferentes necesidades, oportunidades y objetivos de hombres y mujeres.

¿Quiere decir con eso que las mujeres deben participar mucho más en el proceso de toma de decisiones en las cuestiones medioambientales?

Por supuesto, quiero que las mujeres participen de la toma de decisiones de igual manera que los hombres. Pero que las mujeres participen no significa necesariamente que ello se vea reflejado en una política más sensible. Mucho más importante sería que las cuestiones de género gozaran de una mayor trascendencia tanto en la política medioambiental como en otros aspectos sociales. El género debe convertirse en parte de las negociaciones sobre la protección climática a todos los niveles: local, nacional e internacional. Pero para ello es necesario también que la política cambie y asuma que la protección del clima resulta más eficiente si se lleva a cabo salvaguardando la igualdad entre sexos: goza de más apoyo, más aceptación, más personas están dispuestas a hacer algo. Creo que se trata de una oportunidad que aún no estamos aprovechando.

Autor: Sonia Phalnikar / Emili Vinagre
Edición: Pablo Kummetz