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Las elecciones europeas y América Latina

18 de junio de 2024

Con su nueva composición, el Parlamento Europeo podría convertirse en plataforma para nuevas alianzas radicales de derecha con América Latina, comenta Günther Maihold.

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Sala plenaria del Parlamento Europeo en Estrasburgo.
Aún en proceso: la reconfiguración del Parlamento Europeo.Imagen: U. J. Alexander/IMAGO

Las elecciones del 9 de junio de 2024 al Parlamento Europeo han tenido como consecuencia que, en diferentes países de la Unión Europea (UE), se han corrido los pesos relativos de las diferentes fuerzas políticas. Ha habido un giro a la derecha; un reflejo de las dinámicas sociales y del deseo, por parte de los electores, de ver priorizados temas del ámbito nacional en la futura acción de las instancias de la UE.

El hecho de que los electores se hayan decantado mayoritariamente por la derecha, tendrá sus efectos en la negociación en curso para renovar los altos cargos de la Unión. Al mismo tiempo, podrían alterarse las dinámicas internas del Parlamento Europeo. Concretamente, podría cambiar la coalición de centro de populares y socialistas, apoyados por liberales y verdes. Con el ascenso de la extrema derecha, se vuelve posible también una alianza con los populares, pero aún es temprano para tener claro el panorama final.

La alianza de las nuevas derechas

Sin lugar a dudas, se debe subrayar la visible presencia de la derecha latinoamericana en la campaña electoral. El presidente argentino, Javier Milei, y José Antonio Kast, líder del Partido Republicano de Chile, acudieron a un acto multitudinario del partido VOX en Madrid. En palabras del mandatario argentino, se trataba, en esta votación, de "salvar a Europa de la decadencia". Al conocer los resultados de las elecciones, Milei los celebró con el comentario: "Las nuevas derechas han arrasado".

Con base en estos lazos, podrá generarse una nueva politización de las relaciones entre Europa y América Latina bajo signos extremistas, que podría alterar las coordenadas básicas del quehacer europeo con respecto a la región latinoamericana.

Los resultados electorales y América Latina como socio natural

Aunque en el discurso oficial siempre se pone de relieve que la UE y América Latina son dos espacios megacompatibles, con una amplia complementariedad económica entre ambas regiones y agendas políticas convergentes, hay varios asuntos en los cuales la relación no está avanzando de acuerdo al discurso.

Esto tiene mucho que ver con la tendencia europea de mirar su relación con América Latina bajo el prisma de la competencia con China. Así, se busca la construcción de asociaciones con socios confiables en materia política y económica, pero también con respecto al acceso a productos primarios esenciales como el litio, el cobre, etcétera. Sin embargo, esta manera de ubicar América Latina en la competencia sistémica no encuentra mucha aceptación en la región, que más bien busca ocupar una posición propia, con sus preferencias nacionales en cuanto a posibles socios por área de interés.

Con la nueva composición del Parlamento y la presencia ampliada de representantes de derecha, se corre el riesgo que éste se convierta en plataforma para estas nuevas alianzas radicales. Su afán de no solamente buscar socios confiables sino además privilegiar alianzas ideológicas es evidente, pero no encuentra necesariamente apoyo en aquellos Gobiernos latinoamericanos cuya orientación política no compagina con la del órgano ejecutivo de la UE.

El tema de la situación de los derechos humanos en Cuba, Nicaragua o Venezuela serán temas de debate. La situación dramática que viven los habitantes de la isla caribeña y las próximas elecciones en Venezuela necesitan de la consideración de todas las fuerzas políticas, sin que se particularice la presión para el respeto a los derechos humanos.

¿Un adiós político al Acuerdo UE-Mercosur?

No es de esperar que un consenso político con respecto a una aprobación del Acuerdo de Asociación con el Mercosur sea más probable después de las elecciones europeas. La iniciativa seguirá obstaculizada, pues los Gobiernos de Francia, Irlanda, Austria y Países Bajos expresaron su falta de voluntad para aceptarla en sus términos actuales. 

Las posibilidades de un acuerdo rápido con el Mercosur se ven reducidas, además, por el rechazo del presidente de Francia, Emmanuel Macron, a una ratificación y su preferencia por una negociación nueva. Con el anuncio de las elecciones parlamentarias en su país, queda en suspenso el calendario para reiniciar los contactos entre las partes, de manera que un avance sobre el documento elaborado a lo largo de 20 años parece fuera del alcance.

No hay que olvidar que también Brasil ha cuestionado las normas adoptadas por la UE, vinculadas al Pacto Verde Europeo, como el Mecanismo de Ajuste en Frontera de Carbono (CBAM) o el nuevo Reglamento contra la Deforestación, calificándolas como un nuevo proteccionismo verde unilateral.

Rumbo hacia la próxima Cumbre CELAC-UE (2025)

La próxima cumbre birregional se realizará en el año 2025, cuando Colombia ostente la presidencia pro tempore de la CELAC. Será menester que la misma UE y el Parlamento Europeo aumenten, hasta este encuentro, su capacidad de interlocución con América Latina, dejando atrás sus peticiones de un alineamiento latinoamericano con las preferencias políticas europeas a nivel internacional. No es recomendable situar la guerra en Ucrania en el centro del debate, limitando así el diálogo político en esa cumbre.

Además, habrá que reenfocar la "Pasarela Mundial" o Global Gateway, acordada en la Cumbre de Bruselas (2023), como contrapeso europeo al incremento de la presencia de China y su proyecto global de la "Nueva Ruta de la Seda". Las cooperaciones extremadamente heterogéneas -contenidas en el listado de proyectos individuales de este programa de la UE para apoyar la transición verde, digital y justa en países asociados- no son aptas para generar los impulsos necesarios para un mayor acercamiento de las dos regiones en la nueva realidad poselectoral de Europa.

(rml)