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Las cuentas claras

15 de agosto de 2002

Mientras las cúpulas de grandes empresas estadounidenses garantizaron, mediante declaración notarial, la corrección de sus balances, algunas compañías alemanas que cotizan en Wall Street intentarían eximirse de la norma.

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Wall Street: hacia una mayor honestidad empresarial.Imagen: Bilderbox

Poca gracia parece hacerles a algunas empresas alemanas la nueva normativa estadounidense, que obliga a los máximos ejecutivos a garantizar la limpieza de sus cifras. Es lo que afirma al menos el Financial Times de Alemania, en su edición de este viernes. De acuerdo con sus fuentes, los abogados de Allianz, Daimler Chrysler, Deutsche Bank y otras se propondrían apelar al organismo contralor bursátil norteamericano, argumentando que están sometidas al sistema legal germano, que ofrece una seguridad equivalente.

La legislación alemana contempla, en efecto, la posibilidad de acudir a los tribunales cuando se publican informaciones falsas en boletines empresariales que influyen sobre la cotización de las respectivas acciones. Hasta el momento, sin embargo, los afectados sólo pueden querellarse contra las empresas y no contra sus ejecutivos.

Sobresaltos menores

En Nueva York, entretanto, la bolsa respiró aliviada: el vencimiento del plazo otorgado a 747 grandes empresas de Estados Unidos para entregar las garantías de corrección contable expiró sin monumentales escándalos. Hubo, eso sí, algunos sobresaltos, aunque de pequeña monta comparados con los casos de Enron o WorldCom, que sacudieron a los mercados financieros, forzando a aplicar el freno ético-legal.

Esta vez fue AOL Time Warner la que reconoció que determinadas transacciones de su rama de internet quizás no hayan sido registradas correctamente en los libros. No fue mayor sorpresa, teniendo en cuenta que el Washington Post denunció el mes pasado que la empresa había abultado su volumen de ventas en 270 millones de dólares, recurriendo a transacciones dudosas.

Sanciones draconianas

El gigante de las comunicaciones había negado reiteradamente tales acusaciones en forma categórica, pero ahora tuvo que admitir la posibilidad de que se hayan producido alteraciones en la contabilidad. Es al menos una medida de precaución, teniendo en cuenta las severas sanciones que amenazan personalmente a los ejecutivos que avalen balances manipulados: penas de hasta 20 años de cárcel o multas que pueden llegar a los cinco millones de dólares.

En el caso de AOL Time Warner, la suma cuestionada asciende a unos 49 millones de dólares; la cifra ya no asusta mayormente y hasta se puede considerar irrelevante en comparación con el volumen de ventas del consorcio, que se elevó a 38 mil millones de la moneda estadounidense el año pasado. También otras empresas reconocieron errores en su contabilidad, como Household International, que está revisando sus datos. Otras, a su vez, han evitado de momento pronunciarse.

Mayoría dócil

Sin embargo, la gran mayoría de los altos ejecutivos acató obedientemente el ultimatum dictado por el gobierno y entregó sendas declaraciones juradas, asumiendo personalmente la responsabilidad por los balances.

Al fin y al cabo, también los empresarios tienen interés en recuperar la confianza de los inversionistas y evitar nuevos descalabros bursátiles.

¿Modelo de exportación?

Aun cuando hay quienes ponen en duda la eficacia del modelo, en Alemania diversos expertos lo consideran un paso apropiado. En opinión del analista financiero Rolf Drees, de Union Investment Fond, con sede en Fráncfort, "es positivo todo aquello que contribuya a presionar por una mayor confiabilidad".

El profesor Wolfgang Gerke, de la Universidad de Nuremberg-Erlangen, considera muy efectivo el método de sancionar a quienes estafen. No obstante, señala que no se puede llegar al extremo de que los altos ejecutivos adquieran demasiado temor al riesgo empresarial, por miedo a una eventual persecución legal. Aun así, estima que también en Alemania se debería contar con instrumentos para responsabilizar directamente a los directores.