La Unión de los enfrentados
17 de junio de 2005
Parece que Bruselas se ha convertido en Babel en los dos últimos días a la hora de llegar a un acuerdo sobre el presupuesto comunitario para el periodo entre 2007 y 2013. La propuesta de presupuestos lanzada por la presidencia luxemburguesa tiene pocas expectativas de éxito ante las posiciones encontradas de Gran Bretaña, Holanda y Francia.
¿Unidos en la Unión?
Tal es el poco entendimiento, que el presidente de turno del Consejo Europeo, Jean Claude Juncker tuvo que suspender la sesión temporalmente para entablar conversaciones bilaterales con las partes implicadas. Pero nada hace suponer que lo logren con las posturas inamovibles de Gran Bretaña y Francia referentes a los privilegios contributivos y a las subvenciones agrarias.
Un fracaso en la negociación del presupuesto sería el segundo duro golpe que recibe la "utopía" de la Unión en un corto espacio de tiempo. El día anterior quedó pospuesto el debate sobre la ratificación de la constitución, originado tras el rechazo de Holanda y Francia a la Carta Magna. Dinamarca, Portugal e Irlanda postergaron también los referendos que tenían previstos para este año. Ambas confrontaciones reflejan una Europa de los 25 en crisis, impresión que arrastró sus efectos hasta los mercados financieros.
Viejas disputas
La causa de la disputa es una histórica rivalidad entre Francia e Inglaterra. Francia es la que más subsidios agrícolas recibe mientras Gran Bretaña obtuvo en 1984 un privilegio de devolución de sus aportaciones ya que no recibe tantas subvenciones.
La oferta británica se limitó a desistir de este descuento una vez que se modifique la política agraria de la comunidad. Mientras tanto, Tony Blair mostró total intransigencia hasta que no se apruebe un nuevo planteamiento de los presupuestos que, según declaró, están distorsionados. Reino Unido amenazó con usar su veto para defender la devolución anual que le otorga Bruselas, 5.100 millones de euros de un presupuesto total de 106.300 millones de euros de la UE.
A los enfrentamientos se sumaron además los gobiernos de Suecia y Holanda que quieren reducir su contribución a las arcas comunitarias ya que son los que más pagan per cápita. No en vano, el primer ministro holandés, Jan Peter Balkenende, prometió al Parlamento antes de llegar a Bruselas que no volvería a casa sin una reducción de 1.500 millones de euros.
Con este panorama, la Unión tiene por delante una dura sesión presupuestaria para intentar salir con las ideas claras. Mientras que con la Constitución pueden esperar todavía un año para decidirse, la decisión presupuestaría es necesaria y no debería retrasarse, si quieren mantener viva la idea de la Unión.