1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

La sospecha universal, convertida en industria

Enrique López Magallón25 de octubre de 2006

Ejércitos, fuerzas de paz y hasta organizaciones no gubernamentales son clientes preferenciales en una industria lucrativa que explota el miedo al terrorismo y a la inseguridad.

https://p.dw.com/p/9HzQ
Avanzadas que generan miles de muertos y millones en ganancias.Imagen: AP

La Conferencia Europea sobre Seguridad, celebrada el 23 y 24 de octubre, ha dado pie a un amplio despliegue de mercadotecnia en materia de la industria logístico-militar. En el vestíbulo del Centro de Conferencias de Berlín, ubicado en la emblemática Alexanderplatz, los pertrechos militares y los motores aeroespaciales conviven con el otro lado de la moneda: la industria “preventiva”, aquella que involucra no a los ejércitos sino a las cada vez más comunes “fuerzas de paz”.

De la necesidad nace el mercado

En efecto, hay factores coincidentes entre un soldado que asiste a combatir abiertamente, un elemento cuya acción es de tipo disuasivo, y un miembro de brigadas humanitarias. Los tres suelen trasladarse a zonas inhóspitas. Independientemente del sitio donde se encuentren, todos comen, duermen, y necesitan suministro garantizado de agua potable. O, como dice la empresa alemana Ecolog: “Las necesidades humanas no conocen fronteras”.

En este sentido, la conferencia sobre seguridad europea ofrece “soluciones prácticas” a problemas de tipo logístico-militar. Por ejemplo, el consorcio TOIFOR se presenta como “un líder mundial en materia de apoyo vital, tanto en el ámbito militar como en el civil”. No extraña, así, que sus oficinas se ubiquen en países y regiones tan contrastantes como Alemania, Hungría, Polonia, Lituania, Bosnia-Herzegovina, Kosovo, Irak, Kuwait y Afganistán.

Como ella, otras empresas revelan en sus panfletos la radiografía de este mercado. Entre los servicios que prestan figuran la instalación de sanitarios portátiles, el manejo de desperdicios; la infraestructura, tratamiento, distribución y acopio de agua; la generación de energía, el manejo de almacenes, los servicios de limpieza y mantenimiento, e incluso la lavandería y la carpintería. Todo, para que soldados y fuerzas de paz lleven a cabo su tarea en un entorno que en lo posible implique “calidad de vida” para tales elementos, aún en condiciones generales de riesgo.

Muchos clientes, muchos negocios

Este mercado no reconoce diferencias en cuanto a la calidad humanitaria de sus clientes. Basta revisar el listado de quienes se han asociado con TOIFOR para darnos cuenta de la sofisticación en la industria logístico-militar. Ahí figuran las fuerzas armadas británicas, el ejército alemán, el Ministerio de Defensa de Irak (por supuesto, “bajo nueva administración”), la Organización del Tratado del Atlántico Norte, y las fuerzas armadas estadounidenses con sus distintas corporaciones (el ejército, los Marines y la Armada).

Todas ellas conviven dentro de este mercado con organizaciones no gubernamentales que se encuentran presentes –por sus propias motivaciones- en zonas de conflicto: Doctores sin Fronteras, CARE, OXFAM, y la Cruz Roja, entre otras.

De precios, ni hablar

Un punto importante, dentro de este despliegue industrial, lo constituyen los sistemas de defensa orientados a la actividad policial. En Berlín pudimos ver programas capaces de rastrear, clasificar, y ubicar páginas de Internet, en un monitoreo tridimensional que destaca al instante los sitios que contienen información potencialmente peligrosa para los Estados o para individuos.

Hablar de precios aquí es imposible. La exposición es un foro para intercambiar contactos y establecer alianzas lucrativas. El “closing” es una etapa posterior, y se lleva a cabo en la más estricta discreción. Lo que puede percibirse claramente en Berlín es que el mercado logístico-militar se encuentra en pleno auge. El miedo al terrorismo, la sospecha universal y la explosión tecnológica desembocan, inequívocamente, en millonarios negocios globales.