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La primera mención de la región se remonta al año 868, cuando apenas nadie osaba adentrarse en aquella selva. Entonces crecían muchas hayas. Ahora hay sobre todo abetos rojos. En otoño son muchos los visitantes que acuden a practicar el senderismo cerca del Feldberg, el monte más alto de la Selva Negra. Siguiendo un camino señalizado, pueden disfrutar de la naturaleza sin dañar la singular flora.
Para promover la sostenibilidad se pone a disposición de los visitantes un ticket para utilizar gratuitamente los medios de transporte públicos, o también hay recorridos con el auto eléctrico. Las granjas locales venden productos ecológicos y muchas de las posadas deleitan al visitante con platos de la cocina regional.