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La rivalidad argentino-brasileña: no es pimienta, sino pólvora

EFE/PK28 de junio de 2005

Los aficionados argentinos dicen que un Argentina-Brasil es como un Boca Juniors-River Plate, enfrentamiento que para ellos mismos no resiste comparación con ningún otro que disputen prestigiosos clubes en el mundo.

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Escena del partido Argentina-Brasil en Buenos AIres el 8 de junio. El miércoles se ven la cara nuevamente, en Alemania.Imagen: AP


Entonces, y porque algo similar ocurre en Brasil, la pimienta de la rivalidad futbolística se convierte en pólvora cuando se trata de un choque entre las dos selecciones que se han quedado con siete de los 17 mundiales (Brasil cinco y Argentina dos) disputados en la historia del deporte de mayor convocatoria en el planeta.

Un reflejo de lo que significa este encuentro, ya no sólo para la afición sino también para los medios de comunicación en estos rincones del mundo, es un título de una portada que desde hace ocho años es motivo de debate ético en numerosos foros periodísticos.

A finales de 1997 Argentina venció por 1 a 0 a Brasil en un amistoso disputado en el Maracaná de Río de Janeiro, con un gol de Claudio 'Piojo' López que dejó en silencio a los 100.000 espectadores presentes. Pocas horas después, el diario Crónica, de Buenos Aires, anunciaba con tipografía gigante, debajo de la fotografía del gol: '100.000 muertos en el Maracaná'.

¿Agua de beber?

Brasil ardía de ira en 1990 porque Alemao, compañero de Diego Maradona en el Nápoles, no había tumbado a 'Pelusa' cuando éste hilvanó en Turín una jugada memorable que terminó con un gol de Claudio Caniggia. Ganó Argentina 1 a 0 y eliminó a Brasil en el Mundial de Italia.

En aquel partido, Branco bebió agua de un recipiente que le acercó un colaborador del seleccionador argentino Carlos Bilardo y sufrió mareos que lo dejaron en inferioridad de condiciones. Los ecos de aquel hecho, reconocido públicamente por Maradona, aún resuenan cada vez que se enfrentan albicelestes y 'canarinhos'.

Los argentinos tuvieron pesadillas con Adriano durante varias noches tras la final de la Copa América de Perú 2004, cuando el implacable delantero del Inter marcó el empate de Brasil (2-2) en el minuto 93 y el equipo de Carlos Alberto Parreira se quedó con el trofeo tras los penaltis.

De frustraciones y revanchas

Pocos días después el equipo argentino que dirigía Marcelo Bielsa ganó el oro olímpico en Atenas 2004, pero sus jugadores no lograron superar la tristeza que les había dejado aquel resultado adverso en el estadio Nacional de Lima, y no lo ocultaron al hacer el balance del año.

En los días previos al Argentina-Brasil del pasado día 8 de este mes, correspondiente a las eliminatorias sudamericanas del Mundial de Alemania 2006, en cada rincón del territorio argentino se imponía la palabra 'revancha', en alusión a aquella frustración que todavía duele.

Para el seleccionador José Pekerman, cada encuentro con Brasil 'es decisivo' pese a que aquel no decidía gran cosa, ya que los dos equipos estaban prácticamente clasificados. Por esta razón y para atenuar el peso de las obligaciones que podría sufrir su equipo, Parreira afirmó que sólo se trataba de 'un amistoso de lujo'.

¿Quién es le mejor equipo del mundo?

Roberto Carlos decía que 'Argentina es el mejor equipo del mundo' y Hernán Crespo que 'los mejores son los brasileños'. Nadie les creyó, porque no son tan buenos actores como futbolistas y porque el traspaso de la presión al adversario ha dejado de ser una novedad entre los recursos dialécticos del fútbol moderno.

'Contra Brasil ningún partido es amistoso', advirtió en aquella ocasión el defensa Roberto Ayala, uno de los primeros en celebrar con emoción la victoria por 3-1 en ese encuentro, que confirmó la plaza para Argentina en el próximo Mundial.

Lo lógico es que ahora también haya sed de revancha en el partido final de la Copa de las Confederaciones. Siempre la hay.

La prensa de Buenos Aires destaca en estos días que la selección albiceleste tiene una ventaja de una victoria sobre Brasil, porque ganó 34 partidos contra 33, equilibro que agrega voltaje al encuentro.

Pese a que Argentina y Brasil ganaron varios títulos, nunca disputaron la final de un Mundial. No son pocos los que abrigan la esperanza de que la primera final entre ambas selecciones en este nuevo torneo sea la antesala de una decisión idéntica el año próximo, también en Alemania, siempre y cuando el sorteo del calendario no lo impida, como es factible que ocurra.