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La retórica de Lula también amenaza la democracia de Brasil

Tobias Käufer
2 de octubre de 2022

Durante la campaña, tanto el presidente Jair Bolsonaro como su rival Luiz Inácio Lula da Silva desplegaron un discurso cada vez más encendido. Ambos lo hacen por una razón, opina Tobias Käufer.

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Imagen: AFP

El candidato presidencial Luiz Inácio Lula da Silva, del izquerdista Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, cree que las próximas elecciones de Brasil este domingo (02.10.2022) serán un voto sobre la independencia misma del país. Perder las elecciones, en su opinión, pondría fin a la democracia brasileña. Este es un entendimiento curioso de lo que son unos comicios libres. Uno que no es muy diferente al del presidente populista de derecha Jair Bolsonaro, quien afirma que Brasil se enfrenta a unas elecciones amañadas, una acusación para la que no ha presentado pruebas.

Hace varios días, el medio brasileño Estadao escribió que Lula estaba insultando a cualquiera que no votara por él, tratándolos como "enemigos". Lula, que gobernó el país entre 2003 y 2011, ha elegido deliberadamente esta retórica de campaña agresiva, optando por un enfoque similar al del divisivo presidente Bolsonaro. Como tal, clasificarlos como figuras populistas de izquierda y de derecha, respectivamente, tiene sentido, aunque los partidarios de Lula no están de acuerdo. Ninguno de los bandos desea ser etiquetado como populista.

Retórica estridente

Si las encuestas son precisas, Lula ganará las elecciones y se hará cargo de un país profundamente polarizado a partir del 1 de enero de 2023. Esta polarización es atribuible no solo a los controversiales comentarios de Bolsonaro, sino también a la aguda retórica de Lula. Por ejemplo, ha comparado a los participantes de mítines pro-Bolsonaro con simpatizantes del Ku Klux Klan. Mientras Bolsonaro y su esposa Michelle afirman que deben proteger a Brasil de los demonios, el diablo y el comunismo, y acusan a Lula de ser un ladrón, Lula dice que el país enfrenta el peligro del fascismo, el Ku Klux Klan y el iliberalismo. Incluso acusa a Bolsonaro de cometer genocidio.

¿Cómo se supone que ambos bandos se reunirán después de las elecciones, cuando son enmarcados de diversas formas como fascistas, comunistas, diablos, demonios, ladrones, agentes de genocidio o simpatizantes del Ku Klux Klan?

Tobias Käufer, periodista de DW
Tobias Käufer, periodista de DWImagen: Privat

Desastrosos historiales

Los sombríos antecedentes de ambas figuras explican por qué esta campaña electoral ha ido acompañada de una retórica populista tan estridente. Después de cuatro años bajo el liderazgo inepto de Bolsonaro, la sociedad brasileña se encuentra en crisis. En este momento, sería necesario que el lado rival siguiera un curso de reconciliación para construir puentes.

Pero en cambio, los ataques verbales de Lula están diseñados para distraer a los brasileños de sus propias fallas y las de su partido. Después de todo, tras 13 años bajo el gobierno del PT, Brasil se encontraba en un estado tan malo que los votantes recurrieron a Bolsonaro en 2018, después de un breve mandato del presidente Michel Temer.

La victoria de Bolsonaro no fue el resultado de noticias falsas, como suelen afirmar los populistas. La verdad es que nunca en la historia de Brasil ha habido una mayor destrucción de la selva tropical que bajo Lula. Hasta el día de hoy, su participación en los grandes escándalos de corrupción de Odebrecht y Petrobras no ha sido debidamente investigada.

Y su decisión de que Brasil fuera sede del Mundial de fútbol y los Juegos Olímpicos, mientras los hospitales y las escuelas del país se deterioraban, provocó graves problemas económicos y tensiones sociales. Si bien Lula tiene razón al atacar a Bolsonaro por trivializar la antigua dictadura militar de Brasil, también se debe criticar a Lula por apoyar los regímenes de izquierda brutalmente opresores de Cuba, Venezuela y Nicaragua, de los cuales la gente huye constantemente, algunos de ellos muriendo mientras escapan.

Los moderados se ahogan

Arremeter contra los rivales políticos provoca intensos intercambios en las redes sociales, lo que distrae la atención de los problemas reales. Esto evita debates muy necesarios sobre las causas profundas de los problemas de Brasil, a los que han contribuido los dos candidatos principales.

Sin embargo, la mayor tragedia de esta virulenta campaña es que los candidatos más moderados que se postulan para el puesto más alto de Brasil están siendo ahogados. Y eso significa que el populismo gana, una vez más. (rr/dzc)