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La nueva audacia belga

13 de febrero de 2003

Israel calificó de "escándalo" el fallo de un tribunal belga que permitiría juzgar a Ariel Sharon cuando deje de gobernar. Bruselas defiende la persecución de crímenes de lesa humanidad, donde quiera se hayan cometido.

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El ministro de RR.EE. belga, Louis Michel, no se inquieta.Imagen: AP

Bruselas suele figurar en el primer plano internacional como sede de la Unión Europea o de la OTAN. Rara vez provoca en cambio titulares como capital belga. Pero en estos días lo ha hecho por partida doble. Bélgica adquirió inusitado protagonismo al plantear junto a Francia un veto en la Alianza Atlántica -respaldado también por Alemania- que ha frenado el inicio de la planificación de asistencia militar para Turquía en caso de una guerra contra Irak. Y ahora vuelve a atraer las miradas del mundo, debido a una resolución judicial que ha dejado abierta la posibilidad de someter a proceso a Ariel Sharon, por la responsabilidad que le cabría en la masacre de Sabra y Shatila.

La impronta de Sabra y Shatila

Centenares de palestinos fueron víctimas de la matanza perpetrada por milicianos cristianos libaneses en ambos campamentos de refugiados en 1982, época en que el ejército israelí había entrado en el Líbano para desbaratar la infraestructura de la OLP. Por ese entonces, el Ministerio de Defensa de Israel estaba a cargo de Ariel Sharon, a quien una comisión investigadora israelí halló co-responsable de lo sucedido, forzando su dimisión.

La determinación de la corte de apelaciones de Bruselas responde a una demanda presentada contra el actual primer ministro de Israel por 28 sobrevivientes de Sabra y Shatila. Estos se remitieron a una ley de 1993, que faculta a la Justicia belga para ocuparse de graves violaciones de derechos humanos y crímenes de guerra, aunque se hayan cometido en otro país.

Indignación en Israel

Claro está que la decisión judicial no tendrá ningún efecto inmediato, dado que Sharon goza de inmunidad como jefe de gobierno. En consecuencia, sólo podría ser requerido por los jueces belgas cuando abandone dicho cargo y, aún así, nadie piensa que el líder político israelí vaya a entregarse a una corte de Bruselas. No obstante, la mera posibilidad de que el actual primer ministro fuera sometido a juicio ha provocado un enorme revuelo en Israel y un altercado serio en sus relaciones con Bélgica.

Mientras el presidente israelí, Moshe Katsav, enviaba un indignado mensaje al rey belga, Alberto II, negando a cualquiera el derecho a poner en duda los estándares éticos de su país, el ministro de Relaciones Exteriores, Benjamín Netanjahu, convocaba a los embajadores y formulaba su más enérgica protesta. En su opinión, la decisión de los jueces belgas es un escándalo, ya que "tergiversa" los hechos y perjudica a quienes luchan contra el terrorismo.

El sentido de la ley

Las airadas quejas israelíes, sin embargo, no parece causado demasiada impresión en Bruselas. El ministro de Relaciones Exteriores, Louis Michel, se limitó a lamentar que su homólogo israelí haya interpretado la decisión judicial como una afrenta contra su país y una legitimación del terrorismo. Junto con puntualizar que tales acusaciones son injustificadas, manifestó su pesar por el hecho de que Israel no reconozca el sentido de la normativa legal, dirigida a perseguir judicialmente los atropellos contra el derecho internacional, sin importar dónde sean cometidos.

Las organizaciones de derechos humanos aplauden, por su parte, la postura belga. "El fallo no sólo constituye un gran triunfo para las víctimas de la masacre de Sabra y Shatila, sino para todas las víctimas de graves crímenes, que cifran sus esperanzas en la competencia universal de los tribunales belgas", subrayó un miembro del grupo Human Rights Watch.