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La Isla de Pascua reclama autogobierno

Luna Bolívar Manaut26 de noviembre de 2006
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Cantera de moai en la Isla de Pascua.Imagen: DW/Luna Bolivar

El cinco de abril de 1722, día de Pascua, el holandés Jacob Roggeveen añadió una nueva isla polinesia al mapa del mundo conocido: un pequeño territorio de 166 km² en mitad del océano Pacífico, en el punto más alejado de cualquier otro lugar habitado de la Tierra.

Osterinsel 3. Petroglifo.
Un Petroglifo: la huella de los antepasados.Imagen: DW/Luna Bolivar

Bautizada en honor a la fecha de su “descubrimiento”, mucho se ha especulado sobre el nombre original de la Isla de Pascua. Se dice que los antiguos pobladores la llamaban “Te Pito o te Henua”, el ombligo del mundo, o “Te Pito o te Kainga”, la matriz del mundo, o “Mata ki te rangi”, ojos que miran al cielo. Pero esto, como la mayor parte de las cosas que se afirman sobre la Isla de Pascua, no son más que especulaciones. Su primer nombre sigue siendo un misterio y para los pascuenses del XXI su isla es, simplemente, Rapa Nui, ellos son, igualmente, rapanui, y lo que hablan, cuando no hablan español, no es otra cosa que rapanui.

Aislados durante años de la vida continental, la Historia ha seguido su propio curso en Rapa Nui. El turismo y lo impresionante de su herencia arqueológica los volvió a colocar en el mapa del mundo conocido, atados a Chile por un estricto centralismo. El objetivo ahora es romper esas ataduras. No quieren independencia, dicen. Pero harán todo lo posible por lograr la autogestión.

3.700 kilómetros mar adentro

El rapanui es un pueblo que ha tenido que aprender a adaptarse a lo particular de sus circunstancias. A cambio de protección, cedió en 1888 la soberanía de su isla a Chile. Pero en los 3.700 kilómetros mar que separan a la Isla de Pascua del continente cabe mucha agua. Casi un tercio de siglo de desinterés chileno por este punto en el Pacífico hizo que Rapa Nui se convirtiera en una prisión flotante de la que los isleños tenían prohibida la salida.

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Una calle de Hanga Roa, la única ciudad de la Isla de Pascua.Imagen: DW/Luna Bolivar

Declarada territorio libre para la explotación, la isla fue durante 58 años una gran hacienda ovejera administrada por la compañía británica Williamson & Balfour. El maltrato a los nativos, que ni siquiera dentro de su territorio podían moverse con libertad, y la expoliación del patrimonio rapanui no impidieron al Gobierno de Chile, entre 1895 y 1953, renovar en repetidas ocasiones el contrato de gestión a los ingleses. Rescindido éste definitivamente, hasta que Rapa Nui pasó en 1966 a formar parte de la comuna de Valparaíso, la Armada de Chile representó el único contacto de los isleños con el continente.

Ley 16.411, Ley Pascua

Osterinsel 4. Der Hafen von Hanga Roa, Haupstadt der Osterinsel.
Un pequeño puerto en Hanga Roa, la única ciudad de la Isla de Pascua.Imagen: DW/Luna Bolivar

La Ley Pascua de 1966 supuso la inclusión de Rapa Nui en el sistema administrativo chileno. Además, en un intento paternalista por compensar los años de abandono, se concedió a la isla un estatus jurídico especial.

En Rapa Nui, las penas que se aplican son menores para los nativos que para los foráneos. La Isla de Pascua es territorio libre de impuestos, lo que, si en parte benefició a la población, resta capacidad de acción a las autoridades locales porque éstas dependen completamente de los recursos que reciben del continente, en un presupuesto siempre insuficiente. Pero, sobre todo, la Ley Pascua de 1966 reconoció que las tierras de la isla pertenecen a los rapanui y estableció la prohibición de venderlas a extranjeros, incluidos los chilenos continentales.

Sin embargo, los rapanui no quieren favoritismos: quieren tener voz. Quieren poder tomar decisiones sobre su isla. Quieren poder aplicar soluciones a sus problemas. Quieren gestionar sus propios recursos. “Sin que nadie nos venga a decir qué es lo mejor para nosotros”, afirma Pedro Edmunds Paoa, rapanui y edil desde hace más de una década en la Isla de Pascua.

Un sinfín de autoridades

Osterinsel 5. Säulen im Hanga Roa Rathaus, Osterinsel.
Los pilares del ayuntamiento de Hanga Roa: también una obra de arte.Imagen: DW/Luna Bolivar

Una multitud de organismos posee competencias diversas sobre Isla de Pascua. Por una parte está la CONAF, la Corporación Nacional Forestal, una institución dependiente del Gobierno central chileno que se encarga de la administración del Parque Nacional Rapa Nui, que compone gran parte del territorio de la isla. La máxima autoridad en Rapa Nui es una gobernadora, isleña, pero elegida directamente desde Santiago. A ella se suman 35 jefes encargados de gestionar los servicios públicos a través de instituciones con sede en el continente. La municipalidad es la única instancia con un representante directamente electo: el alcalde.

El sistema es, opinan los rapanui, inoperante, ineficaz y caótico. Por eso Edmunds Paoa ha decidido que su batalla contra el centralismo chileno va a ser frontal y sin tapujos. Primero, Chile tiene que modificar su Constitución, dice el edil. Luego, “abandonar su actitud paternalista, impositiva y monárquica, que restringe el desarrollo del pueblo rapanui”.

Chile Osterinsel
Seguirán velando, mientras la erosión se lo permita.Imagen: DW/Luna Bolívar

Queremos ser chilenos, pero libres

“Podemos aspirar a ser un solo país. Pero Chile no es unitario”, afirma Edmunds. Su advertencia ya la lanzó hace algún tiempo. Y la mantiene: “si Chile no nos quiere ayudar y nos quiere someter como si fuéramos cualquier otra comuna más, con un pensamiento nacionalista unitario, como dice nuestra Constitución, no nos va a quedar otra opción que buscar en instancias mundiales una forma de que se nos escuche y se nos ayude a presionar a nuestro Gobierno”.

Con ello, Edmunds se refiere a llamar a la puerta de Naciones Unidas y colocarse bajo su protección en caso de que Chile no acceda a conceder un gobierno propio a la isla. “Somos un pueblo pequeño que se está muriendo por culpa de un sistema dañino. Y Chile lo sabe. Y los gobiernos de Chile lo saben. ¿Y qué es lo que están haciendo? Están incentivando que vengan verdaderos colonizadores y en silencio nos colonicen. Están llegando a Isla de Pascua muchas familias del continente a arraigarse aquí. Y llegan de buena onda. Pero que a la larga esas familias vienen a tomar posesión de una política que Chile hace rato que la viene trabajando, que es la de inmiscuirse más en los asuntos rapanui e ir minimizando la etnia y subiendo el chilenismo. Este pueblo quiere a Chile, pero también quiere su libertad”.