La difícil batalla del periodismo feminista en Latinoamérica
3 de mayo de 2019Cuando el huracán María arrasó Puerto Rico entre septiembre y octubre de 2017, el desastre también dejó sentir sus consecuencias en su pequeño ecosistema de medios. La periodista Cristina del Mar Quiles cuenta cómo muchos compañeros y compañeras de gremio fueron despedidos en una isla que tenía que hacer frente a la urgencia de los destrozos materiales, ello por no hablar de los casi tres millares de víctimas mortales. Hacer periodismo, no digamos ya independiente, parecía la última de las prioridades.
Es en ese contexto, un año y poco más luego de la catástrofe, en el que nace Todas, un medio que añade un elemento más a una ecuación que ya de por sí parecía complicada: el feminismo. "No existía un medio que atendiese a los temas a los que nosotras queríamos atender”, dice la reportera puertorriqueña a DW. "Queríamos poner el foco en las luchas individuales y colectivas de las mujeres, así como analizar nuestro acontecer noticioso desde una perspectiva de género”.
Cada 3 de mayo se celebra el Día Mundial de la Libertad de Prensa, una iniciativa amparada por Naciones Unidas para combatir la censura y los desafíos con los que se encuentran los periodistas en todo el mundo para informar. ¿Qué pasa, sin embargo, cuando esa censura proviene del patriarcado?
"En cualquier ámbito que abordemos, en cualquier espacio en que pensemos, hay una desigualdad de género”, dice a DW María Florencia Alcaraz, codirectora de la web argentina LatFem. "Para cualquier tema que tratemos desde el periodismo va a haber entonces una desigualdad de género”.
Que las mujeres están ausentes de los puestos de poder en el mundo de la política o los negocios es un hecho irrefutable. Lo corroboran las estadísticas de los países de todo el mundo, tanto en el continente latinoamericano como en países europeos como Alemania. Desde Todas, sin embargo, insisten en que la mitad femenina también es excluida a la hora de informar sobre los temas considerados "masculinos”.
"Pensamos que los temas de economía, política o seguridad son también temas de mujeres”, explica del Mar Quiles. "Las mujeres somos también parte de esta sociedad y muchas veces no estamos reflejadas en las páginas de los periódicos o en las coberturas de televisión. O, cuando estamos reflejadas, lo estamos como personajes secundarios o como víctimas”. Lo que no se dice, en cierto modo, no existe.
Para Alcaraz, el periodismo feminista tiene además la obligación de ser "interseccional”: tiene que pensar el género, pero también la raza, la clase, la edad o la orientación sexual, entre otras muchas cosas. Asimismo, la periodista argentina aboga por la necesidad de poner estas temáticas en contexto: "tenemos que entender que son problemáticas estructurales y no singulares, que no son historias aisladas”.
Ser periodista es en muchos lugares del planeta una profesión de riesgo. El último informe mundial de la ONG Reporteros Sin Fronteras mostró un serio deterioro de las condiciones en las que trabajan los informadores, entre otras cosas por un aumento de la retórica del odio en su contra. Pero ser mujer, además de periodista, es un riesgo adicional.
En un reporte presentado el pasado 8 de marzo, la Organización de Estados Americanos llamó la atención sobre la forma en que las mujeres que trabajan en el ámbito del periodismo son doblemente propensas a ser víctimas de violencia, tanto por ejercer la libertad de expresión como por su género.
"Como las activistas, las periodistas feministas somos atacadas a diario, sobre todo en las redes sociales”, confirma Alcaraz. En su experiencia, los temas vinculados al aborto y a la diversidad sexual y de género son los que provocan reacciones más furibundas contra las periodistas que se atreven a informar al respecto. En una Argentina todavía polarizada por las demandas de legalización del aborto, ejercer un periodismo crítico con la moral patriarcal no es tarea fácil.
Ambas periodistas insisten, sin embargo, en la necesidad de contar estas historias para contribuir al cambio de paradigma cultural que el movimiento feminista está trayendo, más o menos rápido, a muchas latitudes de la geografía mundial. "Tenemos que salir de las oficinas y de la redacción y hablar con la gente, ver cuáles son sus preocupaciones y escuchar cómo las cosas les afectan particularmente en su vida”, subraya del Mar Quiles.
Su colega argentina, por otra parte, aboga por hacer un esfuerzo e ir más allá de las temáticas que por razones obvias son más llamativas en relación con la desigualdad de género, como los feminicidios. El "Ni una menos” de la mano del "Vivas nos queremos”. La urgencia de los brutales asesinatos machistas, concluye Alcaraz, "hace que no podamos contar todo lo que las mujeres hacemos por estar vivas, que es muchísimo y merece ser contado”.
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