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La devastación sigue su curso

17 de agosto de 2002

Incontenible continúan su avance las aguas en el este de Alemania, dejando una estela de destrucción. El epicentro se desplaza siguiendo el curso de los ríos desbordados, mientras en Dresde ya se percibe cierto alivio.

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La ciudad de Bitterfeld, ahora en el epicentro de la riada.Imagen: AP

La infatigable labor de bomberos, soldados y voluntarios no ha logrado contener el torrente. Ahora son localidades como Bitterfeld las que quedaron anegadas, tras haber cedido diversos muros de contención. En otras, como Mühlberg, los hombres se resistían a dar todo por perdido y continuaron reforzando los resblandecidos diques hasta agotar sus fuerzas.

Los momentos que se viven en estos y otros lugares de Sajonia-Anhalt, Sajonia y Brandeburgo son calificados de dramáticos y los daños resultan aún incalculables.

La situación en Dresde

En Dresde, que sufrió la peor inundación que se recuerde, el nivel del agua empezó a retroceder, tras haber alcanzado la marca de 9,4 metros. Aunque lo peor parece haber pasado ya, todavía no se puede respirar con verdadero alivio. Un nuevo sobresalto se llevó la ciudad cuando una embarcación sin tripulantes amenazó con estrellarse contra un puente emblemático, de fines del sigo XIX. La nave -un trasbordador que aparentemente se desprendió del muelle donde estaba atado-, tuvo que ser dinamitada para evitar el impacto.

La situación es grave en diversos aspectos. Cuatro hospitales han tenido que ser evacuados y comienza a registrarse una escasez de medicamentos, según informaron fuentes de la organización asistencial de la Orden de Malta. "Falta de todo. Y también el abastecimiento de agua potable amenaza con colapsar", indicó un médico de la entidad.

En varios sectores anegados se ha interrumpido el suministro de energía eléctrica y tampoco los medios de locomoción pueden abrirse paso entre las aguas: en suma, la catástrofe continúa y pasarán muchos días hasta que logre restablecerse la normalidad.

Solidaridad

Desde diversos países europeos, como España, Francia, Suiza y Luxemburgo, han comenzado a llegar mensajes de apoyo y ofrecimientos de ayuda concreta. Mientras tanto, la solidaridad comienza por casa y los alemanes han emprendido campañas solidaridad para recolectar donaciones.

Paralelamente se ha desatado ya un debate en el país en torno a los recursos financieros para reparar los daños provocados por las inundaciones. El candidato conservador a la cancillería germana, Edmund Stoiber, exigió por ejemplo un fondo de dos mil millones de euros, tras una reunión de los gobernantes regionales conservadores. El encuentro mereció críticas de parte del gobierno, que reprochó la exclusión de otras fuerzas políticas en momentos en que se requiere un esfuerzo de unidad nacional.