La destrucción de los colosos de Buda de Bamiyán
Las mayores estatuas de Buda de pie del mundo resistieron el paso de más de un milenio y medio en Bamiyán, Afganistán. Hasta que extremistas del movimiento talibán las destruyeron, en marzo de 2001.
El centro budista de Bamiyán
Los colosos de Buda se encontraban en una de las antiguas grandes rutas comerciales entre China y el sur de Asia. El valle de Bamiyán, unos 200 kilómetros al noroeste de Kabul, era un centro del credo budista, procedente de India. Varios milles de monjes budistas se concentraban allí en el siglo VI.
El arte de los monjes
Con los monjes llegaron también el arte y la cultura budista a esa región montañosa del centro de Afganistán. En aquella época se crearon las conocidas cuevas, que servían de vivienda en las laderas de arenisca rojiza de los cerros. Del mismo material fueron esculpidas las estatuas de Buda.
Monje peregrino
El monje chino Xuanzang regresó a China de un viaje a India en el año 643. En su peregrinaje pasó también por el valle de Bamiyán y reportó: "Docenas de templos albergan a más de mil monjes. La estatua de Buda tiene una altura de 140 a 150 Chi (unos 50 metros) y un brillo áureo con sus ricas alhajas".
Mezcla de estilos
La mayor de las estatuas medía 53 metros y representaba al Buda Dipamkara, el "Luminoso". De acuerdo con historiadores del arte, conjugaba rasgos estilísticos del arte budista con otros de la tradición helenística.
Atracción turística y escenario de guerra
Las estatuas se conservaron tras la islamización del valle de Bamiyán, cerca del primer milenio. En el siglo XX se convirtieron en una atracción turística, hasta la ocupación soviética, en 1979. En la guerra que siguió, las cuevas fueron usadas como depósito de municiones. Tropas soviéticas y muyahidines armados por EE. UU. libraron duros combates en el valle, de gran importancia estratégica.
Tierra de los hazara
En el valle de Bamiyán viven muchos miembros de la etnia hazara, una minoría que fue perseguida durante el régimen talibán. Los hazara son chiítas, una de las causas por las que cayeron en la mira de los fundamentalistas. Durante largo tiempo, el valle de Bamiyán había sido considerado un enclave seguro para esa minoría.
La furia talibán
En marzo de 2001, fuerzas del grupo extremista talibán, que había tomado el poder en Afganistán, dinamitaron las estatuas, pese a que desde hacía tiempo no eran ya objeto de veneración religiosa. La furia del movimiento radical islámico talibán contra tesoros culturales también causó estragos en el Museo Nacional de Kabul.
Guerra cultural
Tras la destrucción de las estatuas de Buda, la UNESCO reconoció que la comunidad internacional había fallado en el intento de impedir esa devastación. En ese contexto, la organización calificó la destrucción de los colosos como un "crimen contra la cultura".
Pérdida irreparable
Las estatuas de Buda del valle de Bamiyán fueron incorporadas después de su destrucción en la lista del Patrimonio Cultural de la Humanidad de la UNESCO. Ninguna de las múltiples propuestas de reconstruir los colosos ha sido llevada a la práctica hasta la fecha.
Una noche con Buda
En el vigésimo aniversario de la destrucción de las estatuas de Buda, se realizó una ceremonia con la proyección de los colosos en el sitio de su emplazamiento. El lema fue "Un noche con Buda".