Kofi Annan debilitado

The Times, de Londres, apunta: "El secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, fue duramente criticado en el informe Volcker por su pasividad en el combate a la corrupción dentro de la ONU. Ahora tendrá que actuar con vehemencia contra ese problema, o se arriesgará a que la organización pierda toda relevancia. En el caso del programa de 'petróleo por alimentos', miles de millones fueron a parar en manos del régimen de Saddam Hussein, en lugar de favorecer a la población iraquí. Si el escándalo se hubiera destapado antes, habría perdido mucha credibilidad aún antes de la invasión de Irak. En los 18 meses de su segundo período, Annan ha hecho poco por acabar con la corrupción sistemática en la ONU. Otro escándalo es el abuso de menores, por parte de soldados de las tropas de paz, en África. Lo que le queda de autoridad debería utilizarla para llevar a cabo las profundas reformas que hace tiempo se requieren."

Falta de severidad

Liberation, de París, opina: "Aun cuando Kofi Annan no tenga que renunciar, se ve debilitado por el hecho de que su hijo haya trabajado para una empresa que presuntamente se benefició del programa de la ONU. Seguramente no hizo nada incorrecto pero, debido a su falta de severidad, el secretario general de la ONU quedó expuesto a sospechas de nepotismo y conflictos de intereses. Pese al respaldo de la mayoría de los estados, entre ellos Francia, es probable que en el futuro le resulte aún más difícil resistir la presión dirigida a supeditar a la ONU a los intereses de Estados Unidos.

Los hilos estadounidenses

Die Presse, de Viena, comenta: "Un debilitado Kofi Annan les viene bien a sus más duros detractores que, a más tardar desde la crisis de Irak se encuentran en las filas de los republicanos estadounidenses. Se ve claramente que la campaña contra Annan está siendo dirigida desde hace meses por Estados Unidos. Desde que calificó públicamente de 'ilegal' la guerra contra Irak, en plena campaña electoral, el secretario general de Naciones Unidas se convirtió en un fastidio para George W. Bush. Toda la organización resulta, en el fondo, enormemente molesta para el presidente estadounidense y sus asesores neoconservadores. La superpotencia ya no quiere verse atada por los enanos sabelotodo de la ONU. Estados Unidos quiere hacer lo que estime conveniente, sin que nadie interfiere."