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El gueto dorado

26 de enero de 2013

Hoy día viven unos 300.000 judíos en Chicago. Inmigrantes alemanes fundaron allí la comunidad judía hacia 1841. Llegaron a una ciudad joven, aún por construir y llena de posibilidades.

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Imagen: Chicago History Museum Collection

Cascos de caballos levantan polvareda en la confluencia de las calles Lake y Wells. Ante la tienda de ultramarinos conversa un grupo de mujeres con largos vestidos negros y puntiagudos cuellos blancos. Es viernes por la tarde y el dueño del negocio cuelga el cartel de “cerrado” (en alemán) en el escaparate. Y debajo, en inglés: “cerrado por observancia religiosa”. Afuera, caballos y carruajes atados a postes de madera aguardan a sus dueños. Por la ventana del primer piso de la tienda resuena la voz de Rabbi Kunreuther reprendiendo con aspereza a sus ayudantes.

Una escena parecida podría haber tenido lugar a mitad del siglo XIX, pues esta esquina (que se puede ver en la imagen superior) era el centro de la vida judeo-alemana en Chicago. Según los historiadores, los primeros inmigrantes de esta comunidad llegaron en el año 1841. La ciudad contaba entonces solo con unos 30.000 habitantes. La mayoría de ellos vivía de las industrias maderera y siderúrgica.

Muchos de los inmigrantes judeo-alemanes se ganaban el sustento como vendedores ambulantes, llevando sus mercancías de casa en casa. Después fueron abriendo pequeñas tiendas de alimentación o ropa. Sus viviendas solían encontrarse directamente encima del negocio.

Una ciudad joven y abierta

Los judíos alemanes eran en el Chicago de entonces tan solo uno de los muchos grupos de inmigrantes. Había también irlandeses, británicos y suecos. Allí fueron aceptados y se introdujeron en los más altos círculos políticos y sociales, algo que en la Europa de aquel tiempo todavía era difícil para los judíos.

Deutsche Juden im frühen Chicago
Julius Rosenwald (1862-1932), empresario y filántropo.Imagen: Chicago History Museum Collection

“Los primeros inmigrantes judeo-alemanes se encontraron con una ciudad joven y muy abierta”, explica Libby Mahoney, curadora de la exposición “Shalom Chicago”, que presenta la larga historia de la comunidad judía en la ciudad y se puede ver actualmente en el Museo de Historia de Chicago. “No había una estructura social consolidada y, por lo tanto, existían menos barreras y obstáculos para los recién llegados”.

Las puertas se abrieron para los judíos de procedencia alemana en aquel clima. Muchos de ellos hicieron carrera en el sector de la banca, en el de los seguros o en el inmobiliario. Se integraron con éxito en la sociedad americana y ocuparon puestos preeminentes en clubs y asociaciones. Los judíos alemanes fundaron aquí la primera sinagoga de Chicago y del estado de Illinois. El Templo de Kehilath Anshe Maariv (Comunidad Comunidad de Hombres de Occidente, KAM por sus siglas en hebreo) se situaba en una pequeña habitación sobre un negocio textil en la confluencia entre las calles Lake y Wells. Su primer rabino fue el ultraortodoxo Ignatz Kunreuther.

Exitosa gente de negocios

Otra figura preeminente de la comunidad judeo-alemana fue Julius Rosenwald, presidente de Sears, Roebuck and Company, un importante consorcio de comercio minorista. Bajo la dirección de Rosenwald, Sears, como aún hoy se llama la empresa, se convirtió en el más grande negocio al por menor del mundo. Utilizó su papel de exitoso comerciante para impulsar la vida de la ciudad. Invirtió en los judíos, pero también en muchas otras cosas, como la creación de escuelas y museos. Por ejemplo, Rosenwald fundó y financió en 1927 el Museo de la Ciencia y de la Industria, que hoy día es el más grande museo tecnológico del mundo

Deutsche Juden im frühen Chicago
Henry Greenebaum (1833-1914), influyente banquero.Imagen: Chicago History Museum Collection

Hasta el cambio de siglo, la cifra de judíos alemanes en Chicago aumentó en más de 20.000. Con 1’7 millones de habitantes, la “ciudad del viento” se había convertido en una metrópolis. En 30 años había crecido en un millón de personas. Este importante crecimiento trajo consigo nuevos terrenos de actividad. “Con el crecimiento de la ciudad, los negocios ya establecidos se expandieron”, explica Edward Mazur, presidente de la Sociedad de Historia Judía de Chicago. ”Ello elevó la demanda crediticia. El sector bancario tenía excelentes perspectivas en una ciudad en auge. Los emigrantes judeo-alemanes aprovecharon aquella oportunidad.”

Elite y recién llegados

Deutsche Juden im frühen Chicago
El Templo de Kehilath Anshe Maariv (Comunidad Comunidad de Hombres de Occidente, KAM por sus siglas en hebreo).Imagen: gemeinfrei

Con el tiempo, muchos judíos alemanes se mudaron del centro de Chicago a barrios mejores en el sur. Hacia 1900 surgió un “gueto dorado”, como lo denomina el historiador Irving Cutler. Allí vivían ricas familias judías de origen alemán, que preferían relacionarse dentro de su propia comunidad, sobre todo en lo concerniente a las uniones matrimoniales. Desde comienzos de la década de 1880 comenzaron a llegar cada vez más judíos del este de Europa, concretamente de la Rusia zarista. Pronto se convirtieron en el 80% de la población judía de la ciudad.

La elite del sur de Chicago se distanciaba de los recién llegados, que se asentaron sobre todo en la zona oeste de la ciudad. Las razones son variadas, dice Libby Mahoney: “Por regla general, los judíos alemanes llegaron a Chicago con un alto nivel educativo y posibilidades económicas. Había un mundo de diferencia entre los judeo-alemanes fuertemente asimilados y los inmigrantes del este de Europa.” Pero nunca hubo conflictos enconados entre ambos grupos y la brecha que había entre ellos se ha cerrado con el tiempo.

Al sur de la ciudad se trasladaron también algunas comunidades. La sinagoga KAM ya no era una pequeña habitación sobre un negocio textil, sino un edificio representativo que reflejaba el ascenso social de sus miembros. Los judíos alemanes fundaron al sur edificios con fines sociales, como el Hospital Michael Reese, que sustituía a otro hospital financiado por judíos que ardió durante el Gran Incendio de Chicago en 1871. La nueva clínica estaba destinada a pacientes de todas las confesiones.

Una huella que perdura

Los habitantes judeo-alemanes también jugaron un papel decisivo en la fundación de la Universidad de Chicago en 1890. “La Universidad de Chicago tuvo, como muchas otras universidades estadounidenses, graves problemas financieros durante su fase fundacional”, dice Mazur. “El influyente rabino de Chicago en aquel tiempo, Rabbi Emil G. Hirsch, defendió con ardor una campaña para dotar de fondos a la institución”. Gracias a sus contactos, el dinero fluyó con regularidad. Hoy día, la Universidad de Chicago es una de las más renombradas de Estados Unidos.

Deutsche Juden im frühen Chicago
Inmigrantes de Europa del Este en 1900 de la zona oeste.Imagen: Chicago History Museum Collection

“Basta echar un vistazo alrededor para percibir la influencia judeo-alemana”, dice Mazur. Muchos de los grandes almacenes fueron fundados por este grupo de inmigrantes, por no hablar de los muchos museos e instituciones culturales. Libby Mahoney recalca que la gran ola posterior de inmigración durante el Holocausto hubiera sido impensable sin la infraestructura judía que para entonces estaba ya en marcha. Los judíos alemanes que llegaron a Chicago a mediados del siglo XIX habían echado sólidas raíces en la ciudad y todavía hoy se perciben en la metrópoli con toda viveza.

Autor: Jan Bruck/MS
Editora: Claudia Herrera