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Israel: de la gran solidaridad a la honda división

Felix Tamsut
2 de octubre de 2024

El ataque del 7 de octubre golpeó el corazón de Israel y generó una enorme sensación de solidaridad en el país. Pero pronto volvieron las viejas divisiones, ahora centradas en los rehenes en manos de Hamás.

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Gran cantidad de manifestantes, con banderas de Israel y un letrero en que se lee: "Sáquenlos del infierno".
Manifestantes demandan un acuerdo para el regreso de los rehenes.Imagen: Mahmoud Illean/AP Photo/picture alliance

En el centro financiero y cultural de Israel, Tel Aviv, muchos rascacielos están cubiertos con la bandera israelí, con dos palabras hebreas al lado: Beyachad Nenatze'ach – "Juntos, venceremos”.

Pero una mirada más atenta a las calles de la ciudad muestra una imagen muy diferente: por un lado, hay carteles y anuncios de las familias de los rehenes de Gaza, que piden un acuerdo para traerlos a casa,incluso a costa de poner fin a la guerra contra Hamás. Por otro lado, hay carteles de soldados muertos en la guerra y la exigencia de continuar la lucha hasta lograr una "victoria absoluta”, en nombre de los caídos.

Eso ilustra la división actual de la sociedad israelí, que ha sacudido al país hasta la médula: ¿vale la pena poner fin a la guerra para traer a los rehenes a casa?

Sociedad en estado de shock

Antes de los atentados del 7 de octubre, la sociedad israelí estaba dividida. Durante meses hubo protestas contra las reformas judiciales impulsadas por el gobierno de derecha.

Entonces se produjeron los atentados del 7 de octubre de Hamás, considerada una organización terrorista por Alemania, Estados Unidos, la UE y otros países. Los ataques causaron la muerte de unas 1.200 personas, en su mayoría civiles, y más de 250 fueron tomadas como rehenes por el grupo islamista y llevadas a Gaza.

La sociedad israelí quedó en un estado de shock total. A muchos les pareció que su gobierno no era capaz de gestionar la crisis y muchos civiles emprendieron iniciativas por su cuenta.

Surgieron centros civiles de emergencia que organizaban todo tipo de cosas, desde recaudar dinero para el equipo de combate de los soldados, hasta buscar hoteles y alojamiento para los miles de personas que tuvieron que huir de sus casas, o conseguir trabajadores para reemplazar en las labores agrícolas a los inmigrantes que se marcharon a causa de la guerra.

En cierto sentido, la sociedad civil y las iniciativas privadas asumieron el papel del gobierno, con la sensación de que eran los únicos que mantenían el país en marcha.

Amargas divisiones en Israel

Un año después, las viejas divisiones han vuelto, aunque esta vez giran en torno a la guerra y a los rehenes retenidos en Gaza.

Apoyar las peticiones de un acuerdo para liberar a los rehenes se convirtió pronto en sinónimo de rechazar la política del gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu en el manejo de la guerra.

Los insultos contra los familiares de los rehenes se hicieron habituales, tanto en las redes sociales como en la calle, incluso en forma de agresiones físicas. La palabra que muchos utilizan es "smolanim”, que significa izquierdista. Un término que se ha convertido en insulto en sectores de la sociedad israelí.

Según partidarios del gobierno de ultraderecha israelí, elementos de la sociedad que quieren verlo colapsar se han apoderado de la campaña por la liberación de los rehenes.

Gil Dickmann, primo de la rehén asesinada Carmel Gat, se refirió así a los comentarios que está recibiendo en las redes sociales: "Dicen que soy culpable del asesinato de Carmel... La muerte de Carmel les divierte y sigue generando más ataques”.

Muchos comentarios en contra de las familias de los rehenes plantean que la campaña por su liberación está dando a Hamás la sensación de que puede reforzar sus exigencias en las negociaciones con Israel.

Según Dickmann, esos comentarios sirven a un hombre: el primer ministro Netanyahu. "Es violencia ejercida por el gobierno contra las familias de los rehenes”, afirma.

¿Qué acuerdos se pueden alcanzar?

Shmuel Rosner es encuestador y periodista de la radiotelevisión pública israelí. En su podcast, tematizó lo que denomina "esfera de acuerdo”, que es el nivel en que los israelíes de distintos bandos políticos son capaces de ponerse de acuerdo entre sí en cuestiones básicas.

Las cuestiones fundamentales que definen ese ámbito, dice Rosner, han cambiado desde el 7 de octubre. "Por un lado, hay cuestiones que ahora han salido de la ecuación, como la presencia de las IDF en Cisjordania y Gaza”, dice.

Explica que, para muchos israelíes, los atentados de Hamás volvieron evidente que esa presencia es necesaria para la seguridad del país. La ocupación de Cisjordania, considerada ilegal según el derecho internacional, es vista desde el 7 de octubre como una necesidad por una gran parte de la opinión pública.

Patrulla israelí en Jenin
Un vehículo blindado israelí patrulla Jenín, en la Cisjordania.Imagen: Ronaldo Schemidt/AFP

Por otro lado, dice, la guerra dio a los grupos radicales de la sociedad israelí la posibilidad de legitimar ciertas ideas que antes eran tabú. Rosner cita como ejemplo la migración forzosa de palestinos de todo el territorio, desde el río Jordán hasta el mar Mediterráneo. "Esas ideas estaban antes al margen de la sociedad israelí, y ahora es legítimo hablar de ellas”.

El resultado es, según Rosner, el resurgimiento de conflictos que muchos israelíes creían superados. "Esto hace más difícil crear una esfera de acuerdo”.

Israel no se siente seguro

Un año después del peor atentado terrorista de la historia de Israel, con la guerra con Hamás en Gaza, los numerosos rehenes que siguen cautivos, decenas de miles de israelíes que no han podido regresar a sus hogares en el norte del país y una guerra con Hezbolá en el Líbano, hay una pregunta clave: ¿Se sienten los israelíes más seguros con la forma en que su gobierno está afrontando la situación?

Una encuesta realizada en septiembre de 2024 por el Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de Israel (INSS) muestra que no es así.

Según el sondeo, el 31% de los israelíes tiene una sensación de seguridad "baja” o "muy baja”, mientras que solo el 21% dijo tener una sensación de seguridad "alta” o "muy alta”.

El número de israelíes que abandonan el país ha ido en aumento, fenómeno observado incluso antes del 7 de octubre. Las cifras oficiales de la Oficina Central de Estadística de Israel (ICBS) muestran que en 2023 emigraron más israelíes que en 2022. Las cifras preliminares para 2024 muestran un aumento mayor aún de la emigración.

En medio de los mensajes políticos y los acalorados debates, las calles de Tel Aviv están llenas de pegatinas pequeñas y poco visibles. Muestran rostros, nombres e historias. Son los rostros de personas que murieron el 7 de octubre o durante la guerra de Gaza. Sus historias pueden ser lo último que le quede a la sociedad israelí para unirse.

(ers/chp)