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Irak: la ruta hacia la democracia está trazada

Peter Philipp14 de febrero de 2005

La Unión Europea felicitó a los triunfadores de las elecciones parlamentarias iraquíes, instándolos a contemplar los intereses de toda la población en la elaboración de la futura Constitución del país.

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El resultado electoral confirma la preponderancia chiíta en Irak.Imagen: AP

En tiempos de Saddam Hussein, el desenlace de las elecciones se conocía de antemano. Ahora hubo que esperar dos semanas para conocer el resultado. La Alianza Iraquí Unida -chiíta-, surgió de las urnas como claro triunfador, con un 47,6% de los votos, lo que le abrirá las puertas a los principales cargos de gobierno. Los curdos, con un 25,4%, superaron a los seguidores del actual primer ministro interino, Iyad Allaui, que obtuvo cerca de un 14% de las preferencias.

Más importante que esos porcentajes es, sin embargo, el hecho de que por primera vez la población iraquí tuvo oportunidad de elegir y no estuvo forzada a dar su aprobación a un régimen que sólo permitía la existencia de una oposición en forma nominal.

Elecciones bajo ocupación

Los críticos hacen notar que las pasadas elecciones no fueron libres, porque tuvieron lugar bajo ocupación y porque la mayoría de los sunitas no pudo tomar parte. Pero estos argumentos sólo parecen sólidos superficialmente, porque ni las fuerzas de ocupación ni el gobierno interino les impidió acudir a votar, sino los sectores radicales de sus propias filas y también un clero que, a su vez, se ve presionado por los extremistas.

También en la República Federal de Alemania hubo elecciones en 1949, bajo la ocupación aliada: fueron comicios libres que sentaron las bases para la democracia alemana. Ciertamente que Alemania no sufría por ese entonces una violencia como la que ahora aflige a Irak. Aun así cabe la esperanza de que con las elecciones iraquíes también se ponga en marcha un proceso similar. Porque los electores demostraron lo valiosa que es para ellos la perspectiva de la libertad y que están dispuestos a jugarse la vida por ella. En consecuencia, sería trágico que no se lograra proseguir el camino emprendido.

Camino tortuoso

Ese camino está trazado, pero discurre a través de muchos campos minados. El parlamento elegido ahora tendrá que designar un presidente y dos subrogantes que, a su vez, han de nominar al jefe de gobierno. Además, deberá elaborar la Constitución y aprobarla, para celebrar nuevas elecciones en diciembre sobre la base de esa Carta Fundamental, que les conferirá plena legitimidad.

Los obstáculos no serán pocos. Por ejemplo, se plantea la interrogante de cúan “islámico” ha de ser el Estado. Pero también hay esperanzas: incluso los líderes religiosos de la mayoría chiíta rechazan una versión iraquí de una “república islámica”. Si mantienen esa postura será posible formar coaliciones y se podrá contar con que las afinidades étnicas y religiosas pierdan relevancia y, en su lugar, surjan partidos políticos abiertos a todos, incluyendo a los sunitas, para que Irak pueda conservar su unidad nacional.