Histórico encuentro en Bagdad

No cabía esperar grandes sorpresas. Tampoco las hubo. Pero el hecho de que el encuentro entre el embajador estadounidense en Irak, Ryan Crocker, y el embajador iraní, Hassan Kasemi Komi, haya tenido lugar ya es, de por sí, una buena noticia, que merece el calificativo de "histórica", teniendo en cuenta lo ocurrido en los últimos casi 30 años. Así lo entiende también el gobierno de Alemania, que saludó expresamente la reanudación del diálogo entre Washington y Teherán. El jefe de la diplomacia germana, Frank-Walter Steinmeier, quien recibió este lunes a la jefa de la oposición demócrata estadounidense, Nancy Pelosi, recalcó el papel que deberían desempeñar los vecinos de Irak para lograr la paz en la región.

Atmósfera positiva

Ese fue el tema único en la reunión iraní-estadounidense. Excluidos quedaron pues los otros múltiples asuntos que habría que abordar para allanar el camino hacia una "normalización" de las relaciones entre dos países que se acusan mutuamente de ser la encarnación misma del mal. Pero, por algo se empieza. Y el comienzo al menos no terminó en catástrofe. Crocker afirmó que las conversaciones, que duraron 4 horas, se desarrollaron en una atmósfera "objetiva". Un representante del gobierno iraquí se atrevió a ir aún más lejos, calificando el encuentro de "cordial". Sea como fuere, ahora se vislumbra incluso la posibilidad de una segunda reunión, lo cual ya sería un considerable avance.

Por lo pronto, el embajador estadounidense pudo exponer directamente a su contraparte iraní la demanda de que Teherán deje de proporcionar armas a las milicias chiítas iraquíes. Irán no reaccionó directamente a tales reproches. En cambio, propuso una "mecanismo trilateral de seguridad" (Irak, Irán, EE.UU.). Eso es básicamente lo que relató Crocker de la conversación.

¿Mediación iraquí?

Aún es demasiado pronto para determinar hasta qué punto el encuentro cumplió su objetivo, que no podía ser otro que comenzar a tratar de superar la enorme desconfianza recíproca. De todos modos, el diálogo de este lunes marca un cambio en la política exterior de Estados Unidos, que se había negado hasta ahora terminantemente a sentarse a la mesa con Irán. Agobiada por los aterradores problemas de seguridad en Irak, la Casa Blanca ha tenido que escuchar las demandas internas (como las contenidas en el informe Baker) y los pedidos europeos de incluir a las potencias del área en la búsqueda de una salida a este sangriento callejón iraquí.

Irónicamente, el agobiado Irak podría convertirse en catalizador de un diálogo que resultaría clave para la región y la seguridad internacional. Un asesor del primer ministro iraquí, Nuri Al Maliki, señaló que su país quiere asumir un papel de mediador para propiciar el acercamiento entre Estados Unidos e Irán. Claro que no hay que pecar de ingenuidad: para los iraquíes, lo primero es sobrevivir y salir del atolladero.