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Guerra en Ucrania: "¿Por qué tiene que morir mi hijo?"

Alexander Andreev
4 de marzo de 2023

El politólogo búlgaro Ivan Krastev analiza el desarrollo del conflicto desatado por Rusia hace poco más de un año y afirma que la guerra se acaba si las tropas invasoras dejan de atacar.

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Un grupo de personas camina frente a un mural del líder del régimen ruso, Vladimir Putin.
Un grupo de personas camina frente a un mural del líder del régimen ruso, Vladimir Putin.Imagen: Natalia Kolesnikova/AFP/Getty Images

Deutsche Welle: Señor Krastev, la guerra en Ucrania ya lleva más de un año. ¿Cuánto tiempo más cree que durará?

Ivan Krastev: Quien tiene esa respuesta es una persona que no da entrevistas. Rusia comenzó esta guerra. El discurso de (Vladimir) Putin en el primer aniversario no fue sobre terminar el conflicto, fue sobre una guerra sin fin a la vista. De ello deduzco que un posible armisticio no puede equipararse con el fin de la guerra. Lo concreto es que si Rusia deja de atacar, se acabaría la guerra. Si Ucrania dejara de luchar, sería el fin de Ucrania.

La propaganda rusa dice que Occidente está solo ante Rusia y China y que el sur global apoya a los rusos. ¿Es esto cierto?

Para nosotros en Europa esta guerra tiene una importancia existencial, para casi todo el resto del mundo es solo una guerra más. Países como India o Brasil no apoyan a Rusia. Para ellos lo importante es que la guerra termine, no cómo termine.

¿Y qué hay de China?

La posición de China es más complicada. Es demasiado pronto para saber si con su reciente propuesta de paz, China busca posicionarse como portavoz del mundo no occidental. No es ningún secreto que Moscú necesita con urgencia grandes cantidades de munición y que los líderes rusos están pidiendo a China esos suministros. Un apoyo militar provocaría problemas a Estados Unidos y Europa y al mismo tiempo destruiría las relaciones de Pekín con la Unión Europea.

¿Está más unida Europa por la guerra?

Se debe diferenciar entre las acciones de los gobiernos y lo que piensa la sociedad. A nivel de gobiernos, la consolidación de la unidad europea comenzó el día después del estallido de la guerra. Pensemos en los diez paquetes con sanciones, que hace un año habrían parecido imposibles.

Ivan Krastev.
Ivan Krastev.Imagen: DW

¿Y qué hay de la opinión pública?

Los resultados de una encuesta realizada en diez países por el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores muestra claramente que está aumentando el número de personas que creen que la paz solo es posible si Ucrania gana la guerra. En mi opinión, esto se puede explicar por tres factores. Primero, los éxitos ucranianos en el verano y el otoño convencieron a muchos de que el triunfo era posible. El segundo factor era el temor a un "invierno de Putin", porque supuestamente sin gas ruso Europa estaba perdida. Pero políticas gubernamentales acertadas y un invierno menos frío demostraron que esos temores eran infundados. Y tercero, observamos que en todos los países el temor a una guerra nuclear ha disminuido.

¿Por qué?

Por un lado, porque ha quedado claro que China se opone categóricamente al uso de armas nucleares tácticas. Por otro, se ha hecho evidente que, al igual que en la Guerra Fría, el canal de comunicación entre Estados Unidos y Rusia funciona cuando se trata de contener los peligros de escaladas radicales.

¿Cómo responde la opinión pública en los distintos países?

Es un mito que hay una división entre Europa Occidental y Europa Oriental respecto a la guerra. Es un mito que Europa Oriental apoyará a Ucrania hasta el final, mientras que Europa Occidental será más cautelosa. Si vemos las encuestas, veremos que el Este está muy dividido. En algunos países de esa zona el apoyo a Ucrania es débil.

En Bulgaria, por ejemplo.

Sí, Bulgaria y Eslovaquia. También en Rumania es muy fuerte el deseo de una paz inmediata. Las diferencias se ven en otro aspecto: los países del norte y este de Europa que limitan con Rusia creen que solo una derrota rusa garantizará una paz duradera. Luego están países como Alemania y Francia, donde la gente ve a Rusia como una amenaza, pero no descarta las negociaciones. Y al final están los países del sur y el sureste, que temen una guerra larga en lugar de una invasión rusa. Cada uno de estos tres grupos tiene sus miedos específicos, porque históricamente sus pesadillas son nacionales, no paneuropeas.

Protesta en Sofía (Bulgaria) contra la guerra desatada por Rusia.
Protesta en Sofía (Bulgaria) contra la guerra desatada por Rusia.Imagen: Georgi Paleykov/NurPhoto/IMAGO

Este año de guerra el apoyo a Ucrania ha sido amplio, tanto militar como políticamente. ¿Cuán estable será ese respaldo en el futuro?

Es dudoso. Cuatro factores son determinantes, y en sí mismos estos son inestables. El más importante es lo que suceda en el frente. Si Rusia empieza a tener éxito, la esperanza de los europeos en un triunfo ucraniano se puede desvanecer. Un segundo factor es la sensación de que Europa se ha fortalecido, pero cualquier crisis en uno u otro país europeo podría afectar esa idea. El tercero es que la guerra solo reafirmó la total dependencia europea de Estados Unidos en términos de seguridad militar. De ello se deduce que si la situación política en Washington cambia, ese fortalecimiento se verá en problemas. Y un cuarto factor que podría poner en riesgo la unidad regional son los temores económicos de los europeos.

¿Será Rusia arrastrada al abismo por culpa de esta guerra o más bien se llevará el mundo por delante?

Ambas cosas son posibles. Está claro que una gran parte de la sociedad rusa aceptó la guerra, y cuando tanta gente está muriendo, y ciertamente Rusia ha perdido a mucha gente, para las madres de los caídos es más difícil aceptar que sus hijos murieron en vano. Esto crea la sensación de que esta guerra es muy importante. Al mismo tiempo, sin embargo, están las madres cuyos hijos aún no mueren y se preguntan "¿por qué tiene que morir mi hijo?". Debo decir que no creo que la guerra termine rápido, ni siquiera si los rusos salen a la calle a protestar.

El politólogo búlgaro Ivan Krastev es director del Centro de Estrategias Liberales de Sofía y miembro del Instituto de Ciencias Humanas de Viena.

(dzc/rr)