Gudrun Pausewang recibe homenaje por su obra
13 de noviembre de 2009
La escritora nacida en la entonces Checoslovaquia, cuyo nombre verdadero es Gudrun Wilcke, saltó a la fama con su novela “Die Wolke” (La Nube), que narra el accidente en un reactor nuclear cerca de Fulda, donde vive, en la parte occidental de Alemania. Inspirada en el accidente de Tschernobyl, la novela relata el destino de una de las víctimas, Janna Berta, de 14 años de edad, que sufrió radiaciones.
La autora de 81 años sigue sintiéndose identificada con las causas de la generación del 68, con las demandas políticas de esos años de revueltas callejeras protagonizadas por estudiantes que se oponían a la guerra, al imperialismo y la explotación. Temas que aborda una y otra vez en sus casi 90 novelas.
Cuatro temas fundamentales
“Existen en mis libros cuatro temas que tienen una prioridad notable sobre el resto, que tienen que ver con mi propia vida y son: nunca más una guerra, el sufrimiento en Sudamérica, la protección al medio ambiente, al que pertenece la novela “La Nube”, y lo que me ha ocupado durante los últimos quince años, que es la lucha contra el nazismo”, afirma la escritora.
La novela “La Nube”, escrita en 1987, un año después del accidente de Tschernobyl, convirtió a la autora en figura de referencia del movimiento antinuclear. El libro vendió millones de ejemplares y fue traducido a trece idiomas. El tema ha vuelto a la discusión pública, pese a que Alemania se ha comprometido a abandonar la energía nuclear.
“Se sabe demasiado poco y la población es simplemente tomada por tonta por los políticos y lo peor es que la basura nuclear no puede ser desechada. Dejamos a las futuras generaciones una carga, a ver qué hacen entonces con la basura radioactiva”, dice.
Duras experiencias en su niñez
La autora creció en una pequeña localidad en Bohemia, hoy República Checa. Perdió a su padre en la guerra y huyó a Alemania con su madre y sus cinco hermanos. En Wiesbaden, en la parte occidental de Alemania, estudió hasta el bachillerato y luego se convirtió en maestra. En su primer viaje como docente llegó a Chile en 1956, para dar clases en un colegio alemán.
“Cuando llegué me cautivó la naturaleza, pero los alemanes que encontré me provocaron horror. Fue como volver a la Alemania nazi que había dejado atrás hacía once años”, afirma, aludiendo a la colonia alemana en Chile, en la que había entonces, según dice, numerosos simpatizantes del nazismo. El director de la escuela en donde trabajaba le pidió que no utilizara el término “el período nazi”, pues tenía una connotación despectiva, con lo que le quedó claro a la joven maestra dónde se encontraba.
La escritora sigue viajando para realizar lecturas sobre su obra. Pero poco ha contado sobre aquellos libros que describen sus experiencias en Chile, Bolivia, Venezuela y Colombia. La autora es muy solicitada como testigo del nazismo.
Devoradora de libros
“Yo era una rata de biblioteca y he devorado todo, ya desde entonces pensaba que si algún día me convertía en escritora tomaría en serio a mis lectores”, afirma. Se la ha etiquetado como una autora de catástrofes, pese a que ha escrito docenas de libros infantiles Interrogada sobre la aptitud que le gustaría tener, respondió: “me gustaría volar”. Su fantasía tiene alas, que aunada a la disciplina para trabajar durante horas en sus manuscritos, la ha hecho exitosa.
Ella misma afirma que procura atrapar al lector por lo menos hasta la tercer página del texto, pero la tensión del libro debe mantenerse hasta el final.
Autora: Kristina von Soden/ EU
Editora: Emilia Rojas Sasse