Gran Coalición: Alemania tiene en vilo a Europa
1 de marzo de 2018El próximo 4 de marzo de 2018 se producirán en Europa varios hechos importantes para el futuro. Por un lado, se elegirá un nuevo Parlamento en Italia. Por el otro, Alemania conocerá por fin si puede seguir gobernando la llamada Gran Coalición o GroKo, el acrónimo que los alemanes utilizan para denominar la alianza de Gobierno entre socialdemócratas del SPD y democristianos de la CDU y la CSU. Según aseguró la pasada semana Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, esta institución se prepara para el peor de los escenarios posibles. Su preocupación se centra sobre todo en el resultado de la elección del Parlamento italiano y la posibilidad de que de esos comicios no surja "un Gobierno con capacidad operativa”. Pero Juncker también mencionó la otra cuestión que le inquieta: si las bases del partido socialdemócrata alemán SPD no apoyan la Gran Coalición con los democristianos de la CDU y la CSU, en principio no habrá Gobierno para el país que lidera Europa.
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La propia canciller, Angela Merkel, es consciente de ello. En su más reciente declaración de Gobierno sobre política europea, dijo: "Necesitamos un nuevo impulso para Europa”. Es un tema que incluso quedó reflejado en el documento con los acuerdos de coalición logrados por el SPD y los conservadores, publicado a principios del mes de febrero. "En 2018 tenemos que poner los pilares del futuro”, dijo Merkel, quien todavía habla en calidad de canciller provisional. ¿Significa eso que el pánico estallará en Bruselas si finalmente no se materializa en Berlín la Gran Coalición? "No”, asegura Janis Emmanouilidis, del think tank Policy Centre, con sede en Bruselas. "Pero produciría cierta inseguridad el hecho de que uno de los más potentes actores de Europa no tuviera un Gobierno capaz de tomar decisiones de peso. Por ese motivo, Bruselas tiene grandes esperanzas depositadas en la Gran Coalición".
Merkel ya no es "Frau Europa"
Pero incluso aunque la Gran Coalición se materializara, Angela Merkel ya no podría aparecer en Bruselas como la gran líder indiscutible que era antes de las elecciones alemanas del pasado 24 de septiembre de 2017. Hace pocos años, la revista estadounidense Time la llamó "Frau Europa”. Cuando Trump llegó a la presidencia de Estados Unidos, varios medios de comunicación anglosajones proclamaron a Merkel líder de todo el mundo occidental. Pero esos tiempos ya pasaron.
A finales de 2017, la revista Time señaló al presidente francés, Emmanuel Macron, como el "próximo líder de Europa". Mientras en las últimas elecciones alemanas el apoyo al partido de Merkel se desplomó en siete puntos porcentuales, Macron fue el flamante vencedor de las presidenciales francesas de 2017. Macron recibe con aplomo en París a Trump, Putin y Erdogan mientras Merkel lleva meses tratando de formar Gobierno.
"No es que Macron le haya robado el trono a Merkel”, opina Stefan Seidendorf, director adjunto del Instituto Franco-Alemán de Ludwigsburg, "pero el presidente francés utiliza muy bien los instrumentos de poder de la Quinta República y concretamente la diplomacia, aunque también lo militar, para hacer valer la influencia de Francia en Europa y en el resto del mundo. Macron se apresuró a presentar propuestas de reforma para Europa y pide que haya un único ministro de Finanzas y un presupuesto para la eurozona, algo que los partidos conservadores alemanes CDU y CSU ven con escepticismo”. Así pues, una vez más, Berlín se ve a la defensiva. El líder del partido liberal alemán FDP, Christian Lindner, critica que Francia sea la "que dicta el paso”.
Poco tiempo de margen contra el populismo de derechas
Sin embargo, Janis Emmanouilidis opina que, en caso de que Merkel siga al frente de una nueva Gran Coalición, la canciller "seguirá asumiendo un papel líder en el futuro”. "La influencia alemana permanece”, dice el politólogo. "Al mismo tiempo, existe un mayor equilibrio entre los Estados miembros, sobre todo entre Alemania y Francia. Berlín ya no tiene la misma fuerza de antes, sobre todo porque la crisis económica ya no es tan acuciante y hay otros retos que abordar”.
Por otro lado, la división en Europa es hoy más profunda que nunca. Los países que conforman el llamado grupo de Visegrado (Polonia, República Checa, Eslovaquia y Hungría) no están dispuestos a hacer concesión alguna en la cuestión de los refugiados, que es lo que Merkel siempre pedía. Y la próxima gran batalla puede tener lugar en el terreno del presupuesto de la UE.
En el Parlamento europeo en Estrasburgo y Bruselas ya hay un 20 por ciento de representación de populistas de derechas de todos los países. Los países moderados temen que en las elecciones europeas de mayo de 2019 la representación pueda aumentar. Hasta ese momento, la Comisión Europea y los distintos Gobiernos quieren ofrecer a los ciudadanos soluciones que no los conduzcan a votar a la derecha. Pero no hay tiempo que perder. Si las bases del SPD dicen "no” a la Gran Coalición y se celebran nuevas elecciones en Alemania, pasarían seis meses más en los que no se podría contar con el país más importante de Europa, ya que todos los partidos estarían ocupados en la campaña electoral. Así pues, un Gobierno de coalición fuerte en Alemania sería una señal importante contra la inquietante tendencia hacia el populismo de derechas.
Christoph Hasselbach (MS/ERS)
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