Golpe en Níger: Occidente tiene "un problema de imagen”
4 de agosto de 2023Podría haber sido una historia exitosa: Níger parecía ser el socio perfecto para Alemania en la inestable región del Sahel. Desde la visita de la entonces canciller alemana Angela Merkel, en 2016, el presidente nigerino, Mahamadou Issoufou, se ocupó de bloquear una de las principales rutas migratorias a través del Sahara. La ubicación estratégica de Níger ofrecía la posibilidad de prevenir el peligro de los fundamentalistas islámicos en el vecino Malí, así como la propagación del terrorismo de Boko Haram. Cuando Issoufou entregó el poder en el marco constitucional a su sucesor electo, Mohamed Bazoum, la continuidad parecía asegurada.
Malí ya había tomado distancia de Occidente bajo un gobierno golpista. Y en Burkina Faso, el golpe tampoco se hizo esperar demasiado. Los socios europeos, entre ellos, Alemania, y la expotencia colonial Francia, comenzaron entonces a volverse más decididamente hacia Níger, y a trasladar allí sus contingentes militares y sus misiones de formación militar. Una vez más, Níger colaboró, y había una atmósfera de respeto mutuo cuando Bazoum, en marzo de 2022, recibió al canciller alemán, Olaf Scholz, quien subrayó: "Tomamos mucho en cuenta a Níger”. Pero el golpe del 26 de julio pasado cambió el panorama. Los golpistas quieren tomar distancia de Francia, y a mediadores de CEDEAO no se les permitió hablar con el autodenominado jefe de la transición, Abdourahamane Tiani. Observadores temen una escalada regional, ya que la Comunidad Económica de Estados de África Occidental(CEDEAO, o ECOWAS, por sus siglas en inglés), no quiere ceder y reconocer simplemente el derrocamiento de Bazoum.
Francia, la odiada potencia colonialista, y la imagen de Occidente
La primera reacción de Occidente, así como de los países de la CEDEAO, de la cual forma parte Níger, fue condenar duramente el golpe de Estado en Níger. Alemania, Francia y la Unión Europea suspendieron, además, la ayuda al desarrollo. Pero en la capital de Níger, Niamey, manifestantes demostraron su apoyo a los golpistas y expresaron su disgusto con Francia, la expotencia colonial, que tiene estacionados a miles de soldados en el país y sigue con su interés en el uranio nigerino.
Según Matthias Basedau, del Instituto GIGA de Estudios Africanos, en Hamburgo, "el resentimiento antifrancés es un gran problema para la imagen de todo Occidente en el Sahel”. El experto dijo a DW que "Alemania no tiene esa área de influencia en África, y por eso todavía es relativamente bien visto”. Alemania provee una importante ayuda al desarrollo y de dinero, poniendo relativamente pocas condiciones a nivel político, añadió.
También los golpistas del Sahel se benefician del ambiente antifrancés en la población, y de la frustración sobre la falta de éxito de las misiones militares internacionales. Esa no es una explicación suficiente para el golpe en Níger, dijo Basedau, pero sí razón suficiente para repensar la estrategia de Alemania. "Se debería evitar todo tipo de acción que de la impresión de que se trata de intereses geopolíticos o injerencia política”, señaló el politólogo. En ese sentido, Occidente tiene "un problema de imagen”.
El investigador nigeriano sobre paz y conflictos Ovigwe Eguegu dijo a DW que "los países europeos que tienen interés en mantener buenas relaciones con el Sahel no deben distanciarse forzosamente de Francia, pero deberían dar importancia a transmitir a las personas sus diferentes puntos de vista políticos”. De ese modo se evitaría, por ejemplo, que Alemania pierda su influencia en la región. "En Bamako, Niamey o Uagadugú, no son las banderas de la UE las que se queman, sino las banderas francesas. Por lo tanto, el sentimiento antifrancés no debe entenderse como un sentimiento antieuropeo".
¿Cómo sigue la historia para Alemania en el Sahel?
Los soldados de la Bundeswehr aún resisten en la base de Tillia. En el vecino Malí, la retirada es inminente. El punto de acceso de los ataques islamistas sigue estando en el triángulo fronterizo entre Níger, Maliíy Burkina Faso. Y también está en juego el control de la ruta migratoria a través de Níger.
El experto Basedau advierte que pasar, por así decirlo, de golpe en golpe, es costoso y no ayudará a largo plazo. Y Eguegu también lo tiene claro: "Lo mejor que pueden hacer los países occidentales es preguntarse: ‘¿Por qué nos echaron? ¿Podemos quedarnos donde estamos para lograr nuestros objetivos si adaptamos nuestras estrategias a las realidades políticas?'"
Las armas rusas no solucionan los problemas en el Sahel
Aunque la situación ha empeorado a pesar de las intervenciones de Occidente, el investigador Eguegu duda de que en el Sahel mejore la situación sin la presencia de las fuerzas occidentales. Si bien Rusia puede proveer más fácilmente armas, "la solución para el conflicto en el Sahel no es solo militar. También hay componentes económicos y administrativos. Rusia no puede financiar eso”, sostiene.
Si Níger sigue el ejemplo de sus vecinos y apuesta por Rusia, la cuestión se pondrá difícil, pronostica Basedau. Si el gobierno golpista, por el contrario, pasa rápidamente a una fase de transición hacia elecciones democráticas, eso podría ser visto con buenos ojos por Occidente.
(cp/ers)