Ganó la batalla, no la guerra

Exceptuando una confusión de urnas que retrasó en varias horas el cronograma de la jornada, en el tan esperado "Día de la Verdad" sucedió lo que se esperaba: El Parlamento alemán aprobó con la mayoría de la coalición entre socialdemócratas (SPD) y Verdes el paquete de reformas del canciller Gerhard Schröder. La batalla verbal con la oposición discurrió como cabía esperarse. En cuatro diferentes votaciones, el legislativo aprobó, entre algunas otras, una ley para recortar subsidios de desempleo, una para adelantar la reforma impositiva y una para aumentar el impuesto al tabaco.

El mayor obstáculo viene aún

Estas leyes, que son parte de la "Agenda 2010" del canciller alemán, pretenden traer al país crecimiento económico. Parodójico es que a pesar de haber sido aprobadas, no entrarán en vigencia de esa manera. El primer ministro del estado federado de Hesse, Roland Koch, del partido opositor CDU anunció ya su rechazo por el Bundesrat, la cámara alta por la cual tendrá que pasar otra vez el paquete, y en la cual la oposición tiene mayoría.

Consciente de que apenas ha ganado una batalla, pero que aún tiene mucha guerra por delante, el canciller exhortó a deponer los intereses partidistas en "aras del futuro del país", así como a "no bloquear el proceso de modernización imperativo para Alemania".

A favor..., en contra...

El ministro de Economía, Wolfgang Clement, y el ministro de Finanzas, Hans Eichel, también rompieron lanzas a favor del paquete de reformas: "necesitamos espacio para la inversión y el consumo", fueron las palabras de Clement. Para ello, "usted es el riesgo financiero más grande", le respondió Koch. Por su parte, Guido Westerwelle, el líder del partido Liberal, remarcó que el paquete de leyes del gobierno roji-verde, en realidad, no cambia en mucho el rumbo del país. Y aunque lo cambiase, tardaría todavía un poco, pues la decisión definitiva se tomará el 19 de diciembre.