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G-4 y Unión Africana: ¿consenso improbable?

Mirra Banchón18 de julio de 2005

Incansablemente, Alemania sigue buscando vías para llegar a cumplir su sueño: ser miembro permanente del Consejo de Seguridad. Una de ellas, el consenso con la Unión Africana, que también se hace esperar.

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El G-4Imagen: AP

El sueño alemán de ser miembro permanente del Consejo de Seguridad ha sufrido un nuevo golpe: no hubo acuerdo con la Unión Africana (UA). Después de la negativa estadounidense al plan del G-4 -Alemania, Brasil, India y Japón, los cuatro países que aspiran a un sillón permanente-, la salida del estancamiento en el proceso de reformas del la ONU podría estar en la búsqueda de la mayoría de 2/3. 128 votos de los 191 posibles se necesitan, de los cuales 53 podría aportar la UA.

Imperativo ponerse de acuerdo

UN-Sicherheitsrat
Consejo de Seguridad de las Naciones UnidasImagen: ap

Pero los africanos tienen su propia propuesta, y aunque para poner hacer realidad el plan de reformas están condenados a entenderse, el acuerdo aún no se vislumbra. A pesar de todo, el ministro alemán de Exteriores, Joschka Fischer, hizo gala de optimismo, probablemente forzado, al calificar de positiva una reunión en la cual en lo único que se pusieron de acuerdo fue en la necesidad de lograr un acuerdo.

Las propuestas

El G-4 propone una ampliación del Consejo de Seguridad de 15 a 25 miembros, la UA propone una ampliación a 26 miembros. De los nuevos miembros, el G-4 propone que seis sean permanentes y cuatro no permanentes. Obviamente, Alemania, Brasil, Japón e India, según el plan germano, tendrían un sillón permanente.

Afrikanische Flaggenaufzug zur Gründung der AU, Afrikanische Union, in Durban
Fundación de la Unión Africana, en el 2002Imagen: AP

El grupo de África decidió elaborar su propia propuesta de reforma, que contempla una expansión a 26 miembros, seis permanentes con derecho a veto y cinco no permanentes. Aunque las dos propuestas son parecidas, se diferencian en que en que en la del G4, el grupo de África obtendría dos puestos permanentes sin derecho a veto y uno no permanente, mientras que en la africana, África se adjudicaría dos asientos permanentes con derecho a veto y dos no permanentes. Debido a que el plan africano de que los nuevos miembros tengan derecho a veto tiene todas las de perder, sin dar del todo su brazo a torcer la UA ha anunciado su apertura a "muchas nuevas ideas". Para el 25 de julio han anunciado una nueva reunión.

Antecedentes

El último debate en el pleno de Naciones Unidas fue una derrota para Alemania: Estados Unidos, China y Rusia -tres de las cinco naciones con derecho a veto- se declararon en contra de los planes del G-4. Sólo Francia e Inglaterra estarían a favor de sentarse permanentemente junto a Alemania. De una posición europea, sin embargo, no se puede hablar: tanto Italia como España tienen su propia propuesta. Esto alimenta las críticas al plan de Fischer, también con miras a las elecciones de septiembre: la candidata opositora Angela Merkel habla de un error más del actual gobierno roji-verde al no buscar el consenso europeo en esta cuestión.

Pleuger spricht im Sicherheitsrat der UNO über humanitäre Hilfe für den Irak
Gunter Pleuger, embajador alemán ante la ONUImagen: AP

Las razones de Alemania

El Consejo de Seguridad con sus cinco miembros permanentes y diez no permanentes configura con sus resoluciones el derecho internacional y legitima desde misiones pacificadoras hasta ataques militares. Alemania, cuyo aporte a Naciones Unidas es el tercero después de Estados Unidos y Japón, cree estar en el derecho de pertenecer al club.

Consenso existe en cuanto a que la actual estructura de Naciones Unidas es obsoleta, pues estaba pensada para los 51 países que se unieron después de la guerra para, cuando Alemania representaba el mayor peligro, "velar por la conservación de la paz y la seguridad internacional".

Sin embargo, las naciones con derecho a veto no quieren ver su poder ni mermado ni compartido. Y las naciones aspirantes no quieren entrar con desigualdad de derechos. La empresa acometida por el gobierno del canciller Schröder y su ministro Fischer de hacer ingresar a Alemania a la gran liga corre el riesgo de fracasar, por lo menos así como está planteada y sobre todo porque el tiempo obra en su contra.