Los servicios de música streaming como "Spotify", "Rdio" o "Deezer" ofrecen una nueva posibilidad legal para escuchar música en la red sin tener que comprar canciones sueltas o un álbum entero, puesto que los títulos musicales no se descargan, sino que se escuchan en stream. En el año 2011, el número de usuarios que pagan aumentó en un 65% a nivel mundial. La ventaja para el usuario es la gran selección musical sin la molesta sincronización, ya que varios equipos pueden recibir el servicio a través de una suscipción. La desventaja es que cuando se termina la suscripción, desaparecen las canciones. Las consecuencias para el sector musical son discutidas: los proveedores de streaming argumentan que estas nuevas ofertas llegan más a menudo hasta oídos jóvenes que hasta ahora escuchaban música ilegalmente y completamente gratis y que, por último, así se reduce la piratería musical.