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Francia ante el escándalo de Sarkozy

Bettina Kaps (CP)2 de julio de 2014

El caso de Sarkozy marca un giro en la sociedad francesa: por primera vez se trata a un expresidente como a cualquier otro sospechoso.

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Imagen: Reuters

Francia está en estado de shock: el expresidente Nicolas Sarkozy fue detenido durante 15 horas por la Policía el 1.7.2014. Dos altos magistrados y un abogado estrella debieron pasar incluso una noche en las celdas de la Policía de Nanterre. Los cuatro son objeto de investigación por corrupción. Lo notable es que se trata de la primera vez en la historia de Francia que un expresidente es tratado como un sospechoso común.

El escándalo ha adquirido una considerable dimensión política. Anteriormente, en Francia ya se habían iniciado investigaciones a líderes de la clase política y muchos fueron juzgados, por ejemplo, el exministro del Interior Charles Pasqua, el ex primer ministro Alain Juppé y hasta al expresidente Jacques Chirac. Pero todos hicieron uso de un privilegio tácito: nunca fueron detenidos.

El caso Chirac marcó un hito

El caso de Jacques Chirac demuestra claramente que ya ni siquiera un presidente francés puede comportarse como si fuera un monarca republicano y evadir toda responsabilidad por sus actos. A Chirac se lo procesó porque cuando era alcalde de París había empleado a personas cuyo sueldo era pagado por la alcaldía, pero que, en realidad, trabajaban para su partido. Las investigaciones duraron más de 15 años.

Jacques Chirac.
Jacques Chirac.Imagen: AP

En julio de 2007, el expresidente fue finalmente interrogado, pero el juez que lo investigaba ni siquiera se atrevió a solicitar la presencia de Chirac en el tribunal. En lugar de eso, fue personalmente a su despacho a interrogarlo. Chirac fue condenado en diciembre de 2011 a dos años de libertad condicional, toda una primicia en Francia.

Esclarecer la relación entre política y Justicia

Durante el gobierno de Sarkozy, la relación entre la política y la Justicia fue especialmente tensa. Sarkozy habló a menudo en tono despreciativo de los jueces, diciendo que sus fallos eran demasiado benevolentes. En 2009 quiso eliminar a los jueces investigadores independientes, pero no lo logró. En 2011 provocó con su actitud una huelga nacional de jueces. Ahora, algunos dicen que la Justicia quiere vengarse del expresidente.

Antoine Garapon no piensa así. El exjuez dirige un instituto de investigación jurídica en París y opina que el escándalo actual en el que se encuentra envuelto Sarkozy es otra prueba de que la clase política francesa aún no ha aterrizado en la era democrática moderna. “Las élites francesas no se sienten vinculadas al derecho común. Para muchos es normal mentir ante los medios y la opinión pública y violar las leyes. Francia se encuentra en una fase de transición de ser un sistema aristocrático con élites cuyo accionar no es controlado desde ninguna instancia. No están acostumbrados a que la Justicia los sancione”, indica.

El experto espera que Francia siga el ejemplo de Gran Bretaña y reforme el vínculo entre la clase política y la Justicia. “Las relaciones entre los políticos y los jueces franceses siguen siendo poco claras. Ya es tiempo de que Francia aprenda de estos escándalos y modernice de una vez por todas sus sistemas político y jurídico”, afirma.

El actual presidente francés, François Hollande, había prometido durante su campaña que garantizaría la independencia de la Justicia. La ministra de Justicia, Christiane Taubira, exigió recién en enero de este año a todos los fiscales informarla personalmente acerca de todos los “procesos sensibles” en curso.