Finaliza el drama del Sahara
19 de agosto de 2003
El último acto del drama de los rehenes estuvo marcado por el suspenso y el hermetismo de las autoridades alemanas. La guerra de nervios se mantuvo hasta el último minuto, sobre todo para los familiares de los cautivos -nueve alemanes, cuatro suizos y un holandés- que todavía en la víspera tuvieron que resignarse a que las informaciones de liberación no se confirmaran.
La buena noticia
Pero ahora la noticia es oficial. Cuando ya la mayoría se preparaba para permanecer un día más sobre ascuas, las autoridades de Mali dieron la buena nueva: los 14 europeos se encuentran ya en manos de sus funcionarios. El representante del Ministerio de Relaciones Exteriores germano federal, Jürgen Chroborg, quien viajó al país para coordinar los esfuerzos de liberación y la repatriación de los turistas secuestrados meses atrás en Argelia, se mostró visiblemente aliviado y habló de un "gran día para Alemania". También lo es, desde luego, para Suiza y Holanda.
El largo cautiverio ha llegado a su fin para los rehenes que permanecían retenidos después de que un primer grupo de 17 personas fuera puesto en libertad en mayo, mediante un operativo militar que costó la vida a 9 secuestradores. Termina así para ellos la aventura sahariana que se convirtió en drama y costó la vida a una alemana, Mikaela Spitzer, quien no soportó los rigores de la marcha por el desierto, de Argelia hacia Mali.
Tras bambalinas
El término del secuestro, atribuido a un comando del Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC), no marca, sin embargo, el punto final de esta historia. Desde ya están en marcha las especulaciones sobre el trasfondo del desenlace. La pregunta que se plantea es si se pagó un rescate. La respuesta oficial es un no categórico. Pero hay también otras versiones. Según el corresponsal de la primera cadena de la televisión alemana, ARD, algunos calculan que se podrían haber pagado cerca de 5 millones de euros, claro que jamás en forma directa, porque ningún gobierno está dispuesto a ceder a un chantaje de esta naturaleza y volverse así vulnerable.
Más relevante resulta el análisis de las consecuencias que podría tener este episodio para los países involucrados. En principio, está claro que podría resentirse el turismo en la zona del Sahara, después de la experiencia sufrida por estos viajeros europeos. Queda también por analizar hasta qué punto los gobiernos de Argelia y Mali están en condiciones controlar esa zona desértica. Pero nada de eso aflige de seguro a los familiares de los rehenes liberados, que sólo esperan reunirse cuanto antes con ellos en casa.