¿Fin del baile de los billones?

"La cordillera pujó y dio a luz un ratoncito". Con este dicho alemán se podría describir el consenso al que llegaron los 15 tras años de aguerridas disputas sobre la anacrónica política agraria de la Unión. Una política proveniente de las largas décadas del "libre proteccionismo".

Según el Comisario europeo para Asuntos Agrarios, el austriaco Franz Fischler, con el acuerdo aprobado esta madrugada en Luxemburgo por el Consejo de Ministros de Agricultura de la Unión Europea (PAC), se inicia "una nueva era que aumentará la eficiencia de la política agraria europea".

Francia y Portugal: campeones subvencionados

El acuerdo, que deberá ser ratificado formalmente en un próximo Consejo, sólo fue rechazado por Portugal, según explicó el Comisario. Fischler señaló además que la nueva PAC permitirá que "Europa sea más poderosa en Cancún (México)", en referencia a la reunión ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC), que se celebrará en septiembre.

"Te doy uno si me das dos"

La reforma prevé la "modulación" o recorte de las subvenciones directas del 3% a partir de 2005, del 4% en el 2006, y del 5% en el 2007. Además introduce la llamada "desvinculación" que consiste en un nuevo sistema de ayudas, independientes de la producción que se pagarán por hectárea o por explotación; sin embargo, da a los Estados miembros la posibilidad de que una parte de las subvenciones se mantengan ligadas a la siembra o a la cría ganadera.

Uno de los objetivos de la desvinculación es facilitar un acuerdo en la Organización Mundial del Comercio (OMC), donde la política subvencionista de la UE es fuertemente criticada por los países exportadores de productos agrícolas. La desvinculación se aplica en 2007 pero los Estados pueden posponer esta medida hasta 2013.

Cebada, cerdos y vacas nodrizas

En cultivos herbáceos (cereales y proteínas vegetales), proponen dos opciones: mantener el 25% de los apoyos vinculados a la producción o el 40 por ciento para la ayuda al trigo duro. Para ovino y caprino conserva el 50% de las ayudas ligado a la producción; en vacuno, plantea mantener el total para la vaca nodriza y el 40% para la prima al sacrificio de vacuno. Otra opción incluida en la propuesta es que la prima al sacrificio esté totalmente conectada a la producción o en el caso del bovino macho, el 75%.

Los Quince acordaron también que se establezca un mecanismo de disciplina financiera, para asegurar que no se supere el presupuesto agrícola fijado para los años comprendidos entre 2007 y 2013. La reforma excluye a las regiones ultraperiféricas, como Canarias, del recorte de las ayudas agrícolas y también de la desvinculación. También incrementa las ayudas a los frutos secos hasta una financiación comunitaria de 120,75 euros por hectárea, que los Estados miembros podrán completar con hasta 120,75 euros más por hectárea.

"Todo francés tiene una tía en el campo"

Lo loable del mencionado acuerdo es pues el intento de introducir más reglas del mercado libre que tanto se propaga en Bruselas – y Washington, pero que poco cumplen. Intento porque la llamada "reforma" es un verdadero ramillete de concesiones – sobre todo a los poderosos productores franceses que parecen consumir euros y no quesos, pues son los que reciben la mayoría de las subvenciones. No en vano, los aguerridos e insaciables franceses son los campesinos en Europa que bloquean vías, vuelcan y queman camiones cargados de tomates españoles, derriban cercos de ministerios y "apedrean" con pescados a la policía cuando de defender sus privilegios se trata.

¿Cuándo llega a Europa el mercado libre?

Como logro puede calificarse la luz verde dada al Gobierno alemán para promover la agricultura ecológica, uno de los sectores más prometedores en Europa. En un futuro pues, los campesinos europeos producirán tanto como la demanda lo exija y no tanto como las subvenciones los engorden. Así las montañas almacenadas de mantequilla, carne y granos subvencionados no van a inundar las tiendas africanas y latinoamericanas arruinando los mercados nacionales.

América Latina que lucha desde hace décadas por un comercio más sincero con la Unión Europea esperaba y sigue esperando sólo una cosa: mercado libre.

José Ospina Valencia