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CulturaAustria

Festival de Salzburgo 2024: entre el cielo y el infierno

Anastassia Boutsko
18 de julio de 2024

Entre el 19 de julio y el 31 de agosto, Salzburgo vuelve a acoger su famoso festival. El discurso de apertura lo dará la politóloga ruso-estadounidense Nina Kruscheva, bisnieta de Nikita Kruschev.

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Varios personajes representan una escena con un vehículo de alta gama sobre el escenario durante un ensayo.
Montaje del "Don Giovanni" de Mozart, en una imagen de archivo.Imagen: Roman Zach-Kiesling/First Look/picturedesk.com/picture alliance

Un total de 172 presentaciones en 44 días, 15 escenarios y un cuarto de millón de visitantes, según se espera, de todo el mundo… eso es el Festival de Salzburgo. El año pasado, a pesar de todas las guerras y crisis, a la ciudad austríaca acudieron espectadores de 79 países, la mitad de fuera de Europa. Más de mil quinientos artistas, entre ellos las mayores estrellas actuales de la ópera y el teatro, conforman el programa, concebido y coordinado por un equipo internacional dirigido por el director artístico Markus Hinterhäuser.

El tema de 2024: "Entre el cielo y el infierno"

Ya en diciembre pasado fue presentado el programa por la dirección del festival: diez producciones de ópera y otras tantas obras de teatro, acompañadas de numerosos conciertos, exposiciones y debates. Según Hinterhäuser, "en las obras del festival de verano de 2024 se trazan movimientos entre el cielo y el infierno", que deberían hablar al público "sobre la belleza elemental de lo ilimitado, así como sobre los abismos 'demoníacos' que se esconden en él, de la soledad sin límites y la vertiginosa libertad en ausencia de dioses".

Ello especialmente en lenguaje musical: cinco de las diez óperas del festival se presentan únicamente como concierto, sin puesta en escena. Se rumorea que con eso se pretende preparar al público para el año 2027, cuando se realizará una importante renovación de las salas del Festival de Salzburgo. Esa será una "situación realmente excepcional”, afirma Markus Hinterhäuser, a la que, sin embargo, ya no tendrá que enfrentarse él, sino el próximo director del festival, aún sin designar.

Presentación del programa del Festival de Salzburgo el 17 de noviembre del año pasado.
Marina Davydova, habla el micrófono durante la presentación del programa de este año junto a Markus Hinterhäuser, Robert Carsen, Phillipp Hochmair y la actriz Deleila Piasko.Imagen: Tobias Steinmaurer/picture alliance/APA

En cualquier caso, el 26 de julio se presentará "Capriccio" de Richard Strauss, una obra en un acto ambientada en el período rococó. Christian Thielemann dirige la orquesta del festival, la Filarmónica de Viena.

"Don Giovanni" de Mozart llega apenas dos días después. La tan aclamada como criticada producción del director italiano Romeo Castellucci de 2022, en la que un auto de lujo ha llegado a descender sobre el escenario, estará en lo musical a cargo del director Theodor Currentzis. Este griego con pasaporte ruso, que ha sido criticado por su silencio sobre la guerra de Ucrania, dirige su orquesta Utopía, fundada en Occidente.

De Don Giovanni, el trágico conquistador, pasamos a otros personajes que también tienen que enfrentar a sus demonios y, según Markus Hinterhäuser, "se rebelan contra un mundo en el que no pueden encontrar su camino". Entre ellos, varios personajes de Dostoievski: ya sea en "El idiota", una ópera de Mieczysław Weinberg, o en "El jugador", de Sergei Prokofiev.

Uno de los platos fuertes del programa de conciertos es el ciclo "Tiempo con Schönberg” con motivo del 150 aniversario del nacimiento de Arnold Schönberg (que se cumple en septiembre).

Teatro en Salzburgo: lejos de la corriente principal

Tan atrevida es la selección de teatro del festival como moderada y conservadora resulta la de ópera. La rusa Marina Davydova, nacida en Bakú, capital de Azerbaiyán, se estrena como jefa de la sección teatral.

Davydova, destacada crítica y directora de teatro, se incorporó hace dos años al equipo de Salzburgo. También se ha hecho cargo de la dirección artística de festivales como el "Wiener Festwochen" de Viena, en un importante gesto de solidaridad hacia los trabajadores culturales rusos que adoptan una posición contra la guerra.

Al (re)diseñar el programa dramático, Davydova dijo en una entrevista con DW poco antes de la inauguración del festival que quería alejarse de "la tradición del teatro hablado alemán con sus ademanes influenciados por Bertolt Brecht". Y, por tanto, alejado de la corriente principal de los numerosos teatros de habla alemana. Davydova destacaba especialmente el trabajo del director polaco Krystian Lupa, que dirigió "La montaña mágica", de Thomas Mann, en colaboración con el Teatro Jaunimo de Vilnius, Lituania.

Retrato de la politóloga rusa residente en Nueva York, nieta de Nikita Kruschev.
Nina Kruscheva, en una imagen de archivo.Imagen: picture alliance/dpa/SALZBURGER FESTSPIELE

El nuevo "Jedermann", la pieza imprescindible de Salzburgo, se le encargó al gran experimentador de la ópera Robert Carsen, lo que también tiene un potencial explosivo. Y Michael Maertens, que brilló el año pasado como el personaje principal precisamente de esa obra, leerá en esta ocasión las cartas de Alexei Navalny desde la prisión, con la presencia esperada de la viuda del opositor ruso.

Nina Kruscheva: análisis sobrio y respetuoso de Rusia

El destino de Rusia y Europa es el tema central del discurso inaugural de este año, a cargo de Nina Kruscheva. La bisnieta del que fuera líder del Partido Comunista soviético Nikita Kruschev, que nació en Moscú y vive en Nueva York, está considerada una experta en la historia rusa contemporánea y es una de las más duras críticas del régimen de Putin, pero también de Occidente, con sus reacciones contradictorias ante los acontecimientos en Rusia.

En una entrevista con DW Rusia, Kruscheva comparó el actual "espectáculo de ocupación del Kremlin" con un "vaso lleno de arañas". "Las arañas son en realidad muy pequeñas, pero intentan parecer grandes". Eso convierte la situación en aún más peligrosa.

Al mismo tiempo, Nina Kruscheva aboga por un trato respetuoso hacia la cultura rusa. Según ella, la fuerza de "Crimen y castigo", de Dostoievski, o de "La Guerra y la Paz", de León Tolstoi, "reside ciertamente en el hecho de que proporcionan una visión de la naturaleza humana en general y no sólo del alma rusa". Agrega que "en cualquier caso, una negativa a ocuparse de la cultura rusa no cambiaría la opinión de Putin ni le haría retirar sus tropas de Ucrania, pero sí cortaría una fuente potencial de información sobre sus objetivos y motivaciones".

(lgc/ers)