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Exijo una explicación

30 de mayo de 2006

El pase de Chile a semifinales del Mundial de 1962 desató la euforia en todo el país, incluido el estadio de Santiago, donde jugaban Alemania y Yugoslavia. Desconcertados, los jugadores pararon el partido.

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Chile 1962.Imagen: Sportbild Schirner / DHM

Era el 10 de junio de 1962 y se jugaban los partidos correspondientes a los cuartos de final del Mundial de Chile. En Santiago jugaban Alemania Federal y Yugoslavia, mientras que en Arica, Chile hacía lo propio contra la URSS. El Estadio Nacional estaba colmado de gente (63.324 espectadores), quienes, si bien tenían fija su mirada en el partido que disputaban las selecciones europeas, estaban pendientes de la transmisión radiofónica del partido que se disputaba en el estadio Carlos Dittborn de Arica.

Corría el minuto 29 en ambos estadios; en Santiago el marcador estaba 1 a 0 a favor de Yugoslavia y, en Arica, la URSS le había empatado tres minutos antes al seleccionado chileno, que se había puesto en ventaja a los once minutos con gol de Leonel Sánchez.


La tensión recorría Chile entero y el Estadio Nacional no era la excepción. Entonces, en Arica, Eladio Rojas convirtió el desempate que daba a Chile su clasificación a semifinales. La alegría no la pudieron (ni quisieron) contener los más de 60.000 espectadores que a más de 2.000 kilómetros de distancia gritaban desaforados la conquista chilena.

Esto, como es lógico de suponer, desconcertó por completo a los jugadores alemanes y yugoslavos, quienes no entendían qué era lo que sucedía y, por un instante, detuvieron el juego producto de la incertidumbre que les generaba la algarabía popular. Tras ser informados del triunfo parcial de Chile, continuaron la brega, que finalmente clasificó al seleccionado balcánico.

Para seguir participando, pulse el enlace al Mundial Loco al final de la página.