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Según las encuestas, un 30% de la población todavía se declara indecisa a pocas semanas del referéndum. Bruselas ya ha dejado claro que, en caso de salir el sí a la independencia, Escocia no seguiría perteneciendo automáticamente a la UE. Pero otras muchas cuestiones prácticas continúan sin respuesta y generan división entre los escoceses.