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Encuentro con Bilardo

Steffen Leidel / pk15 de marzo de 2005

El ex seleccionador argentino Carlos Bilardo no quiere hablar del «caso del bidón». Sin embargo, explica por qué Alemania es uno de los favoritos para ganar el Mundial 2006 y qué debe aprender aún Klinsmann.

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Carlos Bilardo: "el seleccionado alemán tiene carácter".Imagen: AP


Para que quede claro: «no había nada», dijo Bilardo en entrevista exclusiva con DW-WORLD. Por lo tanto, según Bilardo, tampoco puede haber un «historia del bidón». Para Bilardo, sólo hay periodistas que distorsionan todo.

Bilardo levanta un dedo y dice: «Ariel, traeme esa revista». Ariel es el asistente personal del Dr. Carlos Bilardo, pediatra, ex entrenador de la selección argentina de fútbol, presentador radiofónico y funcionario futbolístico. Ariel siempre aparece cuando hay que ir a buscar algo. Antes había sido una foto de Beckenbauer, ahora es la revista, luego serán tarjetas de visita. «Confieso, casi, que he trampeado» fue el título de una entrevista en la revista Veintitrés. «Yo no lo dije así», explica Bilardo, y es para él un ejemplo de información distorsionada, advierte moviendo la revista de aquí para allá.

Maradona como testigo de la verdad

Carlos Bilardo beim Sekttrinken
Carlos Bilardo: ¿qué había en el bidón?Imagen: AP

La historia del bidón: a Bilardo se lo acusa de haber instigado a un masajista en la final del Mundial 1990 a proporcionarle un somnífero al defensa brasileño Branco. Éste dice que los argentinos le ofrecieron un refresco durante el partido. «Esa botella no, el agua está en la otra» dice que le dijo un masajista a Branco. El brasileño bebió y luego lo abandonaron las fuerzas. Durante el viaje de regreso se durmió incluso en el autobús. Brasil perdió, Argentina llegó hasta la final (en la que perdió contra Alemania).

Fue Diego Maradona quien volvió a atizar el rumor casi 15 años más tarde. Justamente el jugador al que Bilardo agradece su mayor éxito deportivo, el campeonato mundial de 1986, en México. En una entrevista en televisión, Maradona dijo en diciembre que existió una clara maniobra para poner fuera de juego al adversario. Los ex jugadores integrantes del seleccionado argentino a voz en cuello. Sólo el ex jugador del club alemán VfB Stuttgart José Basualdo confirmó la versión de Maradona.

Fußball-WM '86: Maradona und Bilardo jubeln
Mundial del 86: Maradona y Bilardo celebran. Argentina se corona campeón mundial luego de vencer a Alemania en la finar por 3 a 2.Imagen: dpa


Eso no le gustó a Bilardo y amenazó a Basualdo con hacer público un vídeo con una infidelidad matrimonial del ex mediocampista. Bilardo se ve a sí mismo como víctima: «Sucede que a mí me están matando desde hace tiempo, desde que era jugador».

Un trabajador del fútbol

Su opinión acerca de los medios de comunicación no es muy buena: «No creo en el periodismo independiente» dijo hace poco en una rueda de periodistas alemanes que habían acudido a su oficina, en el piso 23 de un hotel en el centro de Buenos Aires. Bilardo, hoy de 66 años, tiene que saberlo. Él mismo trabaja desde hace años como periodista, incluso tiene una audición diaria, «La hora de Bilardo».

Bilardo es una personalidad incómoda. Sus éxitos deportivos son considerables. Luego del Mundial 1986 logró con Argentina en 1990 el vicecampeonato mundial. Con el club de su ciudad natal, Estudiantes de la Plata, se coronó campeón argentino a comienzos de los años 80. Menos brillantes es su balance como entrenador en el exterior, donde trabajó en Colombia, España y Libia. También como jugador no brilló por un dominio mágico del balón. Fue más bien un trabajador, alguien que corre la cancha de arriba abajo... y a veces no diferencia muy bien entre lo que es la pelota y lo que es una pierna.

Los éxitos deportivos que lo llevaron a primeras planas fueron relativamente escasos. Sus métodos de entrenamiento eran cuestionados. En 2003 quiso ser candidato a la presidencia de Argentina. «Yo dije el otra día que hay que cerrar la facultad de Economía, por que no salió ni un solo economista de este país. De la facultad de Medicina han salido muy buenos médicos» dice, con una sonrisa pícara.

Alemania es uno de los favoritos

Beckenbauer und Bilardo auf einer Pressekonferenz
Beckenbauer y Bilardo en la conferencia de prensa de 1984 en Düsseldorf.

Bilardo no es una leyenda del fútbol, ningún «káiser» del fútbol argentino. Pero el doctor es un buen amigo del «káiser» alemán Franz Beckenbauer. Con orgullo nos muestra una foto con Beckenbauer en una conferencia de prensa conjunta en Düsseldorf, en 1984. El equipo de Bilardo acababa de aguarle la fiesta a Beckenbauer en su primer partido como entrenador de la selección alemana. A la pregunta de un periodista, si Beckenbauer tenía suficiente experiencia para ser entrenador nacional, Bilardo respondió que sí, ya que el «káiser» fue durante muchos años integrante del seleccionado y capitán.

Esa experiencia le falta, sin embargo al actual seleccionador argentino, José Pekerman, dice Bilardo. El problema del seleccionado argentino es que siempre tiene que estar buscando nuevos jugadores. Y otro problema: «Los equipos grandes no quieren dar a sus jugadores hasta el último momento. No se los dan a la selección. Se los dan 20 días antes. Entonces puede pasar que los jugadores llegan cansados, agotados, como pasó en Francia en el último Mundial», se queja.

Con Klinsmann hay que esperar

Su pronóstico para el Mundial 2006: entre los favoritos se cuentan Alemania, Italia, Argentina y Brasil. «Alemania siempre está porque tiene carácter, lo mismo que pasa con Italia. Siempre parece que juega mal, pero cuando llega el momento, siempre está». Como esta vez el Mundial se juega en Alemania, es difícil juzgar cuán fuerte es el seleccionado actualmente.

¿Y qué opina de Jürgen Klinsmann, el seleccionador alemán? «Sólo hablé con él tres veces. Klinsmann grita los goles todavía como un jugador» y no actúa aún tan sobriamente como Beckenbauer o Völler. Klinsmann tiene que desarrollarse aún con seleccionador, agrega. Y concluye: «Con Klinsmann hay que esperar, lo que pasa es que Alemania ya no puede esperar. Ya ninguno puede esperar más».